«El descubrimiento todavía revolucionario del budismo es que la vida y la muerte están en la mente, y en ningún otro lugar». -Sogyal Rimpoché

Acabo de terminar de leer El libro tibetano de la vida y de la muerte, de Sogyal Rimpoché y la verdad es que me ha dejado bastante «tocado». Aunque, tal y como ya he escrito alguna vez, el esoterismo del budismo tibetano me sigue repeliendo un poco, disfruto enormemente leyendo a maestros de dicha tradición, y leer esta magnífica obra de Sogyal Rimpoché no ha sido para nada una excepción.

El libro es una especie de ampliación del famoso Bardoo Thodol, conocido en español como El libro tibetano de los muertos,  una guía en la que se dan instrucciones para alcanzar la iluminación durante el periodo inmediato posterior a la muerte. Sogyal Rimpoché lo explica de la siguiente manera:

Desde el punto de vista budista, la vida y la muerte son un todo único, en el cual la muerte es el comienzo de otro capítulo de la vida. La muerte es un espejo en el que se refleja todo el sentido de la vida. Esta idea es fundamental en las enseñanzas de la escuela más antigua del budismo tibetano. Muchos de ustedes habrán oído hablar del Libro tibetano de los muertos. Lo que pretendo hacer en este libro es explicar y ampliar el Libro tibetano de los muertos, tratar no sólo de la muerte sino también de la vida, exponer en detalle toda la enseñanza de la que el Libro tibetano de los muertos sólo es una parte.

El libro, destinado para todos los públicos indiferentemente de su religión o grado de espiritualidad, se puede dividir en dos partes, la psicológica y la esotérica (por definirlas de alguna manera), siendo a veces difícil diferenciarlas.
En la parte psicológica el pragmatismo es la nota predominante, con numerosos y valiosos consejos acerca de cómo enfrentarnos tanto a la muerte propia como a la de otros seres, cómo actuar en todo el proceso, cómo facilitarnos y facilitarles a los demás el trance, como ayudar a los moribundos a encontrar una muerte tranquila, etc.. habla también, entre muchos otros temas, de cómo la ciencia médica y la sociedad en general debería enfrentarse a la muerte con la psicología/espiritualidad que esta se merece.
Lo primero que intenta hacer el autor en dicha primera parte es convencernos de la importancia de entrar en contacto con nosotros mismos, de tomar conciencia de la impermanencia de la vida y de buscarle un sentido a la misma:

La mayoría vivimos así; vivimos según un plan preestablecido. Pasamos la juventud educándonos. Luego buscamos un trabajo, conocemos a alguien, nos casamos y tenemos hijos. Compramos una casa, procuramos que nuestro negocio tenga éxito, intentamos realizar sueños, como tener una casa de campo o un segundo automóvil. Nos vamos de vacaciones con nuestras amistades. Hacemos proyectos para la jubilación. Los mayores dilemas que algunos de nosotros hemos de enfrentar son dónde pasar las próximas vacaciones o a quién invitar por Navidad. Nuestra vida es monótona, mezquina y repetitiva, desperdiciada en la persecución de lo banal, porque al parecer no conocemos nada mejor.
El ritmo de nuestra vida es tan acelerado que lo último en que se nos ocurriría pensar es en la muerte. Sofocamos nuestro miedo secreto a la impermanencia rodeándonos de más y más bienes, de más y más cosas, de más y más comodidades, hasta que nos vemos convertidos en sus esclavos. Necesitamos todo nuestro tiempo y toda nuestra energía simplemente para mantenerlos. Nuestra única finalidad en la vida pronto se convierte en conservarlo todo tan seguro y a salvo como sea posible. Cuando se produce algún cambio, buscamos el remedio más rápido, alguna solución ingeniosa y provisional. Y así, a la deriva, va pasando nuestra vida hasta que una enfermedad grave u otra calamidad nos saca de nuestro estupor.
Por otra parte, no es que dediquemos mucho tiempo ni mucha reflexión a esta vida, tampoco. Piense en esas personas que trabajan durante años y luego tienen que retirarse, sólo para descubrir que no saben qué hacer con su vida a medida que envejecen y se acerca la muerte. Aunque mucho hablamos de ser prácticos, ser práctico en Occidente significa ser miopes, muchas veces necia o egoístamente. Nuestra miope concentración en esta vida, y sólo en esta vida, es el gran engaño, el origen del sombrío y destructivo materialismo del mundo moderno. No se habla de la muerte ni se habla de la vida tras la muerte porque se hace creer a la gente que hablar de estas cosas sólo sirve para estorbar nuestro «progreso» en el mundo.

Dentro de esta parte, cabe hacer una mención especial al apéndice 2, en el cual se reflexiona sobre diversos temas  siempre polémicos como la eutanasia, el aborto y el suicidio.
En cuanto a la otra parte, la esotérica, se adentra en la descripción del proceso de morir según el budismo tibetano, lo cual incluye tan altos grados de esoterismo y misticismo que a más de uno le darán ganas de cerrar el libro. Yo por lo general soy uno de esos, pero aun así he seguido leyendo con la mente lo más abierta posible. Aun así, estoy seguro que a muchas de esas aclaraciones místicas se le puede encontrar alguna explicación con base científica, pero no es el objeto del post el discutir tal asunto.
En dicha parte se describen detalladamente los estados que nuestra conciencia atraviesa durante cada una de cuatro etapas de nuestro paso por el Samsara: la vida, la muerte, después de la muerte y el renacimiento. No sólo se detallan, sino que se dan instrucciones para como interactuar nosotros y ayudar a los moribundos a que interactuen con ellas.
En fin, un libro muy interesante, sea cual sea tu orientación espiritual o incluso si careces de ella por completo, escrito con un estilo muy directo, sencillo y ameno.

Puedes adquirir el libro en librosbudistas.com o en Casadellibro.com (16’25€). También se puede encontrar en Internet de manera gratuita, sólo hay que buscar un poco en Google. No me arriesgo a poner los enlaces aquí, pues no creo que sea muy legal :/
@ElBudaCurioso