Libros Recomendados – El Buda Curioso https://elbudacurioso.com Blog sobre budismo, meditación, y otros Sat, 26 Sep 2020 13:04:46 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.5.3 https://elbudacurioso.com/wp-content/uploads/2018/12/cropped-7879b-img-photo-art-765828819-32x32.jpg Libros Recomendados – El Buda Curioso https://elbudacurioso.com 32 32 El lobo, cuento breve de H. Hesse https://elbudacurioso.com/2014/10/16/el-lobo-cuento-breve-de-h-hesse/ https://elbudacurioso.com/2014/10/16/el-lobo-cuento-breve-de-h-hesse/#comments Thu, 16 Oct 2014 07:44:42 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=871 Transcribo a continuación un breve cuento casi desconocido de Hermann Hesse: Nunca en las montañas francesas había habido un invierno tan terriblemente largo y frío. Desde hacía semanas, el aire era claro y helado. De día, los grandes glaciares inclinados... Seguir leyendo →

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Transcribo a continuación un breve cuento casi desconocido de Hermann Hesse:

Nunca en las montañas francesas había habido un invierno tan terriblemente largo y frío. Desde hacía semanas, el aire era claro y helado. De día, los grandes glaciares inclinados se extendían infinitos y de un blanco mate bajo el cielo de un color azul muy vivo; de noche, la luna, clara y pequeña, pasaba por encima de ellos; una luna gélida, de un brillo amarillento, cuya luz intensa adquiría tonos azules y broncos en la nieve, y parecía la personificación misma de la helada. Los hombres evitaban todos los caminos, y especialmente las cumbres; ateridos y maldicientes, permanecían en las cabañas de sus aldeas, cuyas ventanas, enrojecidas, brillaban y se extinguían pronto, por la noche, de un modo turbio y humoso, junto a la luz azulada de la luna.

Eran tiempos difíciles para los animales de la región. Los más pequeños perecían helados en gran cantidad; también los pájaros sucumbían a la helada, y los flacos cadáveres servían de botín a los azores y a los lobos. Pero también éstos pasaban tremendas penalidades a causa del frío y el hambre. Sólo unas pocas familias de lobos habitaban el lugar, y la necesidad los empujó a estrechar los vínculos. Se pasaron días andando solos. Aquí y allá, uno de ellos avanzaba por la nieve, flaco, hambriento y al acecho, silencioso y esquivo como un fantasma. Su delgada sombra se deslizaba junto a él por la nevada superficie. Tendía al viento, husmeando, su hocico puntiagudo, y dejaba oír de vez en cuando un aullido seco y atormentado. Pero por la noche se juntaban todos y rodeaban las aldeas con roncos aullidos. En ellas, el ganado y las aves de corral estaban a buen recaudo, y, tras los sólidos postigos, había carabinas apoyadas en la pared. Pocas veces obtenían un pequeño botín, por ejemplo, un perro, y habían sido ya abatidos dos miembros de la manada.

El frío persistía. A menudo, los lobos yacían juntos, silenciosos y ensimismados, dándose calor unos a otros, y acechaban ansiosos el yermo sin vida, hasta que uno, atormentado por los crueles martirios del hambre, saltaba de pronto con tremendos aullidos. Los demás volvían entonces sus hocicos hacia él y estallaban todos juntos en un alarido terrible, amenazador y plañidero.

Finalmente, la parte más pequeña de la manada se decidió a emigrar. De madrugada, abandonaron sus guaridas, se reunieron y, llenos de miedo y excitación, husmearon el aire helado. Luego partieron con un trote rápido y regular. Los que se quedaban los siguieron con unos ojos muy abiertos y vidriosos, trotaron tras ellos algunas decenas de pasos, se detuvieron indecisos y desconcertados, y regresaron lentamente a las guaridas vacías.

Los emigrantes se separaron al llegar el mediodía. Tres de ellos se dirigieron al Este, hacia el Jura suizo, y los demás continuaron hacia el Sur. Los tres primeros eran unos animales hermosos y fuertes, pero terriblemente enflaquecidos. El vientre estrecho y de color claro era delgado como una correa; las costillas sobresalían de un modo lamentable; las fauces estaban secas, y los ojos, abiertos y desesperados. Los tres penetraron juntos en el Jura, y al segundo día cobraron un carnero; al tercer día, un perro y un potro; pero se vieron acosados furiosamente por todas partes por la población campesina. En la comarca, abundante en pueblecitos y pequeñas ciudades, cundió el pánico ante aquellos intrusos inesperados. Los trineos del correo fueron armados, y nadie podía ir de un pueblo a otro sin fusil. En la región desconocida, después de un botín tan bueno, los tres animales se sentían a la vez cómodos y amedrentados; se volvieron más temerarios que nunca y penetraron en pleno día en el establo de una hacienda. Bramidos de vacas, de caballos y jadeos anhelantes llenaron el espacio cálido y angosto. Pero esta vez hubo gente que intervino. Se puso precio a los lobos y esto redobló el valor de los campesinos. Dos de ellos sucumbieron; uno con el cuello atravesado por una bala de un fusil; el otro, abatido a hachazos. El tercero escapó y corrió hasta caer medio muerto en la nieve.

Era el más joven y hermoso de los lobos, una bestia orgullosa, de enorme fuerza y formas esbeltas. Permaneció largo tiempo jadeante en el suelo. Círculos de un rojo sangriento flotaban en remolino ante sus ojos, y de vez en cuando lanzaba un doloroso gemido sibilante. Un hachazo le había alcanzado el lomo. Pero se recuperó y pudo volver a levantarse. Sólo entonces se dio cuenta de lo mucho que se había alejado. No se veían seres humanos ni edificios por parte alguna.

Muy cerca se alzaba una gran montaña cubierta de nieve. Era el Chasseral. Decidió rodearla. Como le atormentaba la sed arrancó pequeños bocados de la dura costra helada de la nevada superficie.

Al otro lado de la montaña se encontró en seguida con una aldea. Caía la noche. Esperó en un espeso bosque de abetos. Después se deslizó con precaución alrededor de los vallados, siguiendo el olor a establos calientes.

No había nadie en la calle. Con temor y codicia, anduvo parpadeando por entre las casas. Sonó un disparo. Levantaba la cabeza y tomaba impulso para echar a correr, cuando estalló un segundo disparo. Le había alcanzado. Su vientre blanquecino aparecía manchado de sangre en uno de los flancos, y la sangre caía en gruesas gotas persistentes. No obstante, consiguió escapar a grandes saltos y alcanzar el bosque del otro lado de la montaña. Allí esperó unos instantes al acecho y oyó voces levantó los ojos hacia la montaña. Era escarpada, boscosa y de difícil ascenso. Pero no había otra alternativa. Jadeante, abajo, una confusión de blasfemias, órdenes y luces de linternas se extendía a lo largo de la montaña. El lobo herido se enfilaba tembloroso a través del bosque de abetos en la penumbra, mientras la sangre parduzca iba goteando lentamente de su flanco.

El frío había disminuido. Al Oeste, el cielo aparecía vaporoso y parecía anunciar una nevada.

Al fin, el agotado animal llegó a la cumbre. Estaba sobre una gran extensión nevada, ligeramente inclinada, cerca del Mont Crosin, muy por encima de la aldea de la que había escapado. No tenía hambre, pero sentía un dolor persistente y apagado que le venía de la herida. Un ladrido ronco y enfermizo salía de su hocico colgante; el corazón le palpitaba de un modo pesado y doloroso, y sentía la mano de la muerte oprimiéndole como una carga indeciblemente difícil de soportar. Le atraía un abeto de ancho ramaje, separado de los demás. Allí se sentó y dirigió una mirada turbia a la terrible noche nevada. Pasó media hora. Entonces cayó sobre la nieve una luz de un rojo tenue, suave, extraña. El lobo se incorporó con un gemido y volvió la hermosa cabeza hacia la luz. Era la luna que, gigantesca y roja como la sangre, salía por el sureste y se alzaba lentamente en el cielo turbio. Hacía muchas semanas que no había sido tan grande y roja. Los ojos del animal agonizante se clavaban tristemente en el opaco disco lunar, y nuevamente un débil aullido resonó con un estertor, sordo y doloroso, en la noche.

Se aproximaron pasos y luces. Campesinos embutidos en gruesos capotes, cazadores y jóvenes con gorros de piel y pesadas polainas, venían pisando la nieve.

Sonaron gritos de júbilo. Habían descubierto el lobo moribundo; dispararon contra él dos tiros, que no dieron en el blanco. Luego vieron que se estaba muriendo, y cayeron sobre él con palos y estacas. Pero él ya no sentía nada.

Con los miembros destrozados, lo bajaron arrastrándole hasta Saint Imier. Reían, se ufanaban, se prometían unos buenos vasos de aguardiente y café, cantaban, renegaban. Ninguno de ellos veía la belleza del bosque nevado, ni el brillo de las cumbres, ni la luna roja que flotaba sobre el Chasseral y cuya luz tenue se reflejaba en los cañones de sus fusiles, en los cristales de la nieve y en los ojos vidriosos del lobo abatido.


– Hermann Hesse, 1932

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Suelta. Siente. Medita. https://elbudacurioso.com/2014/08/15/medita/ https://elbudacurioso.com/2014/08/15/medita/#comments Fri, 15 Aug 2014 19:44:34 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=918 Antes de meditar, lee libros, intenta descubrir qué es el samādhi, lo que significa nāma, lo que significa rūpa, lo que significa anicca, lo que significa dukkha, lo que significa anatta… Pero cuando realmente medites, suelta todo esto. Estáte simplemente... Seguir leyendo →

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Antes de meditar, lee libros, intenta descubrir qué es el samādhi, lo que significa nāma, lo que significa rūpa, lo que significa anicca, lo que significa dukkha, lo que significa anatta…

Pero cuando realmente medites, suelta todo esto.
Estáte simplemente en contacto con cualquier cosa que haya.
¡Sé muy, muy simple! .

Tienes que ser tan simple como sea posible. Simplemente estáte en contacto con la sensación, no intentes ver si está surgiendo o desapareciendo, si es dukkha o anatta, ni tan siquiera si es nāma o rūpa. Sin pensar, si puedes permanecer de este modo durante largo tiempo, surgirá espontáneamente, de forma intuitiva, lo que es y “lo que es”. Es algo de lo que no podemos hablar. No puedes hablar realmente sobre anicca. De hecho, no puedes pensar sobre anicca porque cuando lo experimentas realmente, es algo de lo que no puedes hablar. En el momento en que intentas pensar sobre ello ya no está más allí. Es por esta razón que cuando estás meditando no puedes decir: “Oh,… algo está surgiendo y desvaneciéndose, esto es anicca”. En ese momento estás pensando y ya no estás meditando, estás utilizando la función del pensamiento; estás de nuevo en la realidad ordinaria.

– Un mapa del viaje, Sayadaw U. Jotika

Estoy actualmente leyendo este excelente manual de meditación vipassana (que no se de dónde ni por qué lo tengo, pero que me he encontrado entre los archivos de mi ordenador), y quería compartirlo con todo aquél a quien le interese. Se trata de la transcripción de unas charlas dadas por un monje budista birmano, Sayadaw U. Jotika, aunque todo esa info y más se encuentra en el libro, así que no repito aquí 🙂

Puedes descargarlo directamente aquí: Un mapa del viaje revisado (es de libre acceso en internet siempre y cuando no sea con fines de lucro).

Actualizo: También puedes descargarlo desde la página de Budismo Theravada Hispano: Un mapa del viaje revisado. Mil gracias a su traductor, Giulio Lucarda 🙂

Por cierto, respecto a las palabrejas de arriba, son todas en lengua Pali y significan:

Actualizo: correcciones de Giulio Lucarda:

* Samadhi: concentración
* Nama: mente (al menos es la traducción que propone U Jotika)
* Rupa: materia (forma lo utilizamos cuando rupa está en el contexto de las seis bases internas y externas; como pareja del ojo -chakkhu)
* Anicca: impermanencia (puedes añadir, si te gusta, transitoriedad)
* Dukkha: sufrimiento, estrés (puedes añadir, si te gusta, insatisfacción)
* Anatta: ausencia de un “yo” perdurable (creo que es más fácil dejarlo así ahora 😉
(NOTA: namarupa se traduce a veces como nombre y forma, pero no es la traducción que el libro Un mapa de Viaje propone como acertada y de acuerdo a la práctica, por ello en el contexto de esta entrada, parece más coherente traducirlo así).

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El libro tibetano de la vida y de la muerte https://elbudacurioso.com/2014/06/21/libro-tibetano-vida-muerte/ https://elbudacurioso.com/2014/06/21/libro-tibetano-vida-muerte/#comments Sat, 21 Jun 2014 08:24:03 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=706 «El descubrimiento todavía revolucionario del budismo es que la vida y la muerte están en la mente, y en ningún otro lugar». -Sogyal Rimpoché Acabo de terminar de leer El libro tibetano de la vida y de la muerte, de... Seguir leyendo →

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«El descubrimiento todavía revolucionario del budismo es que la vida y la muerte están en la mente, y en ningún otro lugar». -Sogyal Rimpoché

Acabo de terminar de leer El libro tibetano de la vida y de la muerte, de Sogyal Rimpoché y la verdad es que me ha dejado bastante «tocado». Aunque, tal y como ya he escrito alguna vez, el esoterismo del budismo tibetano me sigue repeliendo un poco, disfruto enormemente leyendo a maestros de dicha tradición, y leer esta magnífica obra de Sogyal Rimpoché no ha sido para nada una excepción.

El libro es una especie de ampliación del famoso Bardoo Thodol, conocido en español como El libro tibetano de los muertos,  una guía en la que se dan instrucciones para alcanzar la iluminación durante el periodo inmediato posterior a la muerte. Sogyal Rimpoché lo explica de la siguiente manera:

Desde el punto de vista budista, la vida y la muerte son un todo único, en el cual la muerte es el comienzo de otro capítulo de la vida. La muerte es un espejo en el que se refleja todo el sentido de la vida. Esta idea es fundamental en las enseñanzas de la escuela más antigua del budismo tibetano. Muchos de ustedes habrán oído hablar del Libro tibetano de los muertos. Lo que pretendo hacer en este libro es explicar y ampliar el Libro tibetano de los muertos, tratar no sólo de la muerte sino también de la vida, exponer en detalle toda la enseñanza de la que el Libro tibetano de los muertos sólo es una parte.

El libro, destinado para todos los públicos indiferentemente de su religión o grado de espiritualidad, se puede dividir en dos partes, la psicológica y la esotérica (por definirlas de alguna manera), siendo a veces difícil diferenciarlas.
En la parte psicológica el pragmatismo es la nota predominante, con numerosos y valiosos consejos acerca de cómo enfrentarnos tanto a la muerte propia como a la de otros seres, cómo actuar en todo el proceso, cómo facilitarnos y facilitarles a los demás el trance, como ayudar a los moribundos a encontrar una muerte tranquila, etc.. habla también, entre muchos otros temas, de cómo la ciencia médica y la sociedad en general debería enfrentarse a la muerte con la psicología/espiritualidad que esta se merece.
Lo primero que intenta hacer el autor en dicha primera parte es convencernos de la importancia de entrar en contacto con nosotros mismos, de tomar conciencia de la impermanencia de la vida y de buscarle un sentido a la misma:

La mayoría vivimos así; vivimos según un plan preestablecido. Pasamos la juventud educándonos. Luego buscamos un trabajo, conocemos a alguien, nos casamos y tenemos hijos. Compramos una casa, procuramos que nuestro negocio tenga éxito, intentamos realizar sueños, como tener una casa de campo o un segundo automóvil. Nos vamos de vacaciones con nuestras amistades. Hacemos proyectos para la jubilación. Los mayores dilemas que algunos de nosotros hemos de enfrentar son dónde pasar las próximas vacaciones o a quién invitar por Navidad. Nuestra vida es monótona, mezquina y repetitiva, desperdiciada en la persecución de lo banal, porque al parecer no conocemos nada mejor.
El ritmo de nuestra vida es tan acelerado que lo último en que se nos ocurriría pensar es en la muerte. Sofocamos nuestro miedo secreto a la impermanencia rodeándonos de más y más bienes, de más y más cosas, de más y más comodidades, hasta que nos vemos convertidos en sus esclavos. Necesitamos todo nuestro tiempo y toda nuestra energía simplemente para mantenerlos. Nuestra única finalidad en la vida pronto se convierte en conservarlo todo tan seguro y a salvo como sea posible. Cuando se produce algún cambio, buscamos el remedio más rápido, alguna solución ingeniosa y provisional. Y así, a la deriva, va pasando nuestra vida hasta que una enfermedad grave u otra calamidad nos saca de nuestro estupor.
Por otra parte, no es que dediquemos mucho tiempo ni mucha reflexión a esta vida, tampoco. Piense en esas personas que trabajan durante años y luego tienen que retirarse, sólo para descubrir que no saben qué hacer con su vida a medida que envejecen y se acerca la muerte. Aunque mucho hablamos de ser prácticos, ser práctico en Occidente significa ser miopes, muchas veces necia o egoístamente. Nuestra miope concentración en esta vida, y sólo en esta vida, es el gran engaño, el origen del sombrío y destructivo materialismo del mundo moderno. No se habla de la muerte ni se habla de la vida tras la muerte porque se hace creer a la gente que hablar de estas cosas sólo sirve para estorbar nuestro «progreso» en el mundo.

Dentro de esta parte, cabe hacer una mención especial al apéndice 2, en el cual se reflexiona sobre diversos temas  siempre polémicos como la eutanasia, el aborto y el suicidio.
En cuanto a la otra parte, la esotérica, se adentra en la descripción del proceso de morir según el budismo tibetano, lo cual incluye tan altos grados de esoterismo y misticismo que a más de uno le darán ganas de cerrar el libro. Yo por lo general soy uno de esos, pero aun así he seguido leyendo con la mente lo más abierta posible. Aun así, estoy seguro que a muchas de esas aclaraciones místicas se le puede encontrar alguna explicación con base científica, pero no es el objeto del post el discutir tal asunto.
En dicha parte se describen detalladamente los estados que nuestra conciencia atraviesa durante cada una de cuatro etapas de nuestro paso por el Samsara: la vida, la muerte, después de la muerte y el renacimiento. No sólo se detallan, sino que se dan instrucciones para como interactuar nosotros y ayudar a los moribundos a que interactuen con ellas.
En fin, un libro muy interesante, sea cual sea tu orientación espiritual o incluso si careces de ella por completo, escrito con un estilo muy directo, sencillo y ameno.

Puedes adquirir el libro en librosbudistas.com o en Casadellibro.com (16’25€). También se puede encontrar en Internet de manera gratuita, sólo hay que buscar un poco en Google. No me arriesgo a poner los enlaces aquí, pues no creo que sea muy legal :/
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Desde mi cabaña https://elbudacurioso.com/2014/06/02/desde-mi-cabana/ https://elbudacurioso.com/2014/06/02/desde-mi-cabana/#comments Mon, 02 Jun 2014 07:45:55 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=636 La corriente del río jamás se detiene, el agua fluye y nunca es la misma. Las burbujas que flotan en el remanso son ilusorias: se desvanecen, se rehacen y no duran mucho tiempo. Estos fragmentos son una traducción propia del primero... Seguir leyendo →

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La corriente del río jamás se detiene, el agua fluye y nunca es la misma. Las burbujas que flotan en el remanso son ilusorias: se desvanecen, se rehacen y no duran mucho tiempo.

Estos fragmentos son una traducción propia del primero y penúltimos párrafos del Hōjōki, un texto japonés escrito en el año 1212 por Kamo No Chomei durante su retiro en su cabaña en el bosque, y que en español se ha titulado como «Notas desde mi cabaña de monje» o «Canto a la vida desde una choza».

Ahora moro en mi tranquila residencia. Es sólo una cabaña de tres metros, pero la amo. Cuando voy a la capital a por alguna cosa, puede que me sienta avergonzado de mi apariencia de mendigo, pero cuando retorno siento pena por la gente que veo allí, tan inmersos y preocupados con sus riquezas y sus honores, tan atareados. Si tienes dudas sobre lo que hablo, piensa en los peces y en los pájaros: los peces siempre están en el agua, y aun así no se cansan de ella. Aunque si no eres un pez, probablemente no lo entiendas; los pájaros, por su parte, anhelan vivir en el bosque. Aunque si no eres un pájaro, probablemente tampoco entiendas sus motivos. Mis sentimientos hacia mi tranquila residencia suponen lo mismo. ¿Quién puede entenderlo si nunca lo ha probado?
Mi vida, tal y como la luna menguante, está a punto de acabar. Los días restantes son pocos. Los actos de mi vida entera pueden ser criticados. Una enseñanza budista importante es la de no apegarse a nada en este mundo, y es ahora cuando comprendo que es un crimen amar tanto este retiro. Me he empeñado en vivir aquí de manera silenciosa, lo que quizá también pueda haberse convertido un obstáculo para mi liberación. ¿Por qué estoy perdiendo el tiempo hablando sobre ésta inútil felicidad con tan poco tiempo restante? Esto no es lo que se debe hacer.

En el texto, que se lee en apenas media hora, Kamo No Chomei nos ofrece sus reflexiones sobre su retiro y el porqué de éste. Aunque comienza narrando las penalidades que los habitantes de Kyoto y de Japón en general sufrieron debido a los desastres naturales y a los causados por los propios humanos, no se queda ahí sino que nos da una visión de las penurias en las que el humano corriente está sumido, las cuales compara con su situación de retiro.
Es un texto bellísimo, que gira en torno a dos temas claves: la impermanencia (anicca) y el sufrimiento (dukkha), que son dos de las tres características de la existencia según el budismo. Otro asunto clave tanto en la obra como en el budismo, y sobre el cual el autor reflexiona al final, es el apego. El autor se da cuenta que ha cometido el grave error de haber estado apegado a su retiro tanto como el resto de personas «normales» lo están a su mundo «normal».
Edito: ver traducción completa en español del Hōjōki
Puedes leer el texto en esta traducción al inglés, o el original en japonés.
Texto inspirado tras leer esta reseña de Cristina Cañizares sobre dicho texto
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Budismo y física cuántica https://elbudacurioso.com/2014/04/21/budismo-y-fisica-cuantica/ https://elbudacurioso.com/2014/04/21/budismo-y-fisica-cuantica/#comments Mon, 21 Apr 2014 08:52:48 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=430 Christian Thomas Kohl, académico de historia y filosofía de la ciencia, intenta demostrar  en este libro, de la manera más objetiva y empírica posible, las semejanzas y contrastes entre la física cuántica y el budismo en cuanto a su manera de concebir la... Seguir leyendo →

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Buddhismus und Quantenphysik, Christian Thomas Kohl

Buddhismus und Quantenphysik, Christian Thomas Kohl


Christian Thomas Kohl, académico de historia y filosofía de la ciencia, intenta demostrar  en este libro, de la manera más objetiva y empírica posible, las semejanzas y contrastes entre la física cuántica y el budismo en cuanto a su manera de concebir la realidad.
El libro, que no lo he encontrado en español y he tenido que leer en su idioma original, alemán, se titula si lo traducimos literalmente «Budismo y física cuántica. Conclusiones sobre la realidad» («Buddhismus und Quantenphysik. Schlussfolgerungen über die Wirklichkeit», Ed. Windpferd).
En cuanto al budismo, se ha tomado como referente a Nagarjuna, un filósofo indio del siglo II d.C. considerado uno de los pensadores más influyentes en el budismo (en sus corrientes Mahayana y Zen, principalmente). En concreto, los conceptos principales sobre los que se reflexiona son la vacuidad y el origen dependiente, temas sobre los cuales Nagarjuna reflexionó y dejó varios escritos.
A modo de recuerdo, vacío o vacuidad no significan “ausencia de materia”, sino la falta de esencia o identidad propia e infinita de cualquier objeto o fenómeno designado. Todo objeto o fenómeno concebido se ha originado a partir de otro en unas determinadas causas y condiciones, lo que se denomina en budismo el origen dependiente, y tanto lo que lo origina como lo originado carecen de entidad propia e infinita. No hay nada en ningún objeto o fenómeno de lo que pueda decirse: esto es tal, desde siempre ha sido tal y seguirá infinitamente siendo tal cosa independientemente de los demás objetos y fenómenos.
La mayor parte de las 160 primeras páginas (algo más de la mitad del libro) gira en torno a la filosofía de Nagarjuna. Thomas Kohl intenta explicar con lenguaje y rigor científico lo que la filosofía de Nagarjuna propone, o mejor dicho, explicar qué es lo que no propone, y esto lo hace a través de la comparación con lo que según el autor han sido hasta ahora las cuatro grandes corrientes metafísicas:

  • Substancialismo: la substancia o el propio ser es algo inalterable, independiente, eterno y que existe por sí mismo. Esta substancia o propio ser es la razón por la cual todo lo demás existe, es la base intangible del mundo. Entre las substancias más importantes se suele considerar tradicionalmente a Dios u otros seres divinos.
  • Subjetivismo: la conciencia es la base de toda realidad. Cada sujeto forma su propia realidad, no existiendo por tanto una realidad objetiva común a todos los seres.
  • Holismo: considera la realidad como un todo, una unidad. La realidad es un sistema en el que cada parte que lo forma es independiente. Este sistema, analizado en su conjunto, explica como funcionan las partes, pero las partes, analizadas de manera independiente, no explican como funciona el sistema. Lo contrario sería el reduccionismo, que expone que las partes explican el sistema.
  • Instrumentalismo: preguntarse acerca de la realidad carece de sentido, pues nuestras concepciones de la realidad no la reflejan verdaderamente, ya que sólo poseemos un conjunto de informaciones sobre ésta. Según el autor, esto supone ignorar la existencia de sujeto y objeto.

La filosofía de Nagarjuna niega, siempre según el autor, los extremos que las anteriores visiones proponen, y lo hace de la siguiente forma (lo hiper-resumo):
Negación del substancialismo: Todos los objetos o fenómenos carecen de una esencia propia permanente, pues todo lo existente ha sido originado siempre a partir de otro algo, no existiendo por sí mismo, sino por unas causas determinadas y en dependencia de aquello que lo origina, y cesará en cuanto dichas causas cesen.
Negación del subjetivismo: Ni hay separación entre conciencia y realidad, ni son lo mismo, sino que son codependientes: sujeto y acción, concepto y objeto, etc..  son complementarios e interdependientes. La realidad depende de la mente que la concibe tanto como la mente que la concibe depende de la realidad que la origina.
Negación de holismo y reduccionismo: Al originarse todo siempre a partir de otro algo de manera dependiente, ni el sistema es independiente de las partes, ni las partes del sistema, ni las partes de otras partes del mismo sistema, ni el sistema de otros sistemas, ni las partes del sistema de las partes de otro sistema. Todo se origina, interactua y cesa en una relación de codependencia. Por lo tanto, ni las partes explican el sistema, ni el sistema las partes.
Negación de instrumentalismo: esta forma de afrontar la realidad (o de no afrontarla mejor dicho) es, a mi entender, la menos convincentemente refutada por el autor, que se limita a decir que no concuerda con el concepto de origen dependiente que Nagarjuna propone, dando pocos y nimios argumentos a favor o en contra.
Para aquellos que conozcan la enseñanza budista, hayan leído o no a Nagarjuna, esta primera mitad de libro puede parecerles un poco repetitiva.
A partir del capítulo 11, titulado «La fundamentos metafísicos de la física cuántica», deja por fin un poco de lado a Nagarjuna y empieza a hablar de la física cuántica y de sus similitudes con la cosmovisión budista. Y tampoco es que hable mucho, la verdad, pues lo único que hace es citar a diversos autores de manera breve, exponiendo las conclusiones de cada uno al respecto, tanto de los que tienen una visión simular al budismo como de los que no. Menciona también diversos experimentos y teorías, algunos muy conocidos como el experimento de Young o de la doble rendija y el Gato de Schrödinger, casi siempre centrándose en el dualismo cuántico de la materia que existe entre ondas y partículas, la denominada dualidad onda-corpúsculo.
El autor acaba (y empieza) llegando a esta conclusión: <<da igual qué componentes tomemos como base en la mecánica cuántica (partículas elementales, cuarks, cuerdas, campos de fuerza, leyes naturales matemáticas, simetrías, conciencia, modelos de pensamiento o información), ninguno de esos componentes es independiente, todos son dependientes, todos interactuan con otros componentes y con el ambiente. La realidad fundamental no es una colección de cosas autónomas o de factores independientes, sino un proceso de sistemas interdependientes>>. Que es exactamente lo mismo que el budismo dice, pero explicado con base científica.
Por si no queda claro, el autor prosigue con esta metáfora: <<todo está formado por arena, y ni siquiera los granos de arena poseen un núcleo permanente o esencia propia, pues su estabilidad se basa en la interacción entre sus propias partículas y las partículas de otros elementos, de los que son dependientes>>.
El libro es, en mi opinión, un excelente compendio de conclusiones y pensamientos de autores destacables de la física y la metafísica, contrastadas todas, de alguna manera o de otra, con la filosofía de Nagarjuna y, por tanto, con la metafísica budista. Sólo dos pegas: 1) yo esperaba algo más de física cuántica; 2) a veces cuesta seguir la linea de pensamiento del autor, que salta de un punto a otro y de un autor a otro con tanta ligereza y frecuencia que a veces ya no sabes qué está queriendo demostrar ni de qué concepto está hablando. De hecho, creo que él mismo se da cuenta de esto y es por eso que en casi cada capítulo hace al final un resumen de lo expuesto.
«Buddhismus und Quantenphysik. Schlussfolgerungen über die Wirklichkeit». Christian Thomas Kohl. Ed. Windpferd. ISBN: 978-3-86410-033-8.
Enlaces relacionados:

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Libro: La Alegría de Vivir. El secreto y la ciencia de la felicidad https://elbudacurioso.com/2014/03/20/libro-la-alegria-de-vivir-el-secreto-y-la-ciencia-de-la-felicidad/ https://elbudacurioso.com/2014/03/20/libro-la-alegria-de-vivir-el-secreto-y-la-ciencia-de-la-felicidad/#comments Thu, 20 Mar 2014 13:32:24 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=257 Cuando has sido educado en el budismo, no lo concibes como una religión. Piensas en el budismo como un tipo de ciencia, un método para explorar tu experiencia con técnicas que te ayudan a examinar tus acciones y tus reacciones... Seguir leyendo →

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Cuando has sido educado en el budismo, no lo concibes como una religión. Piensas en el budismo como un tipo de ciencia, un método para explorar tu experiencia con técnicas que te ayudan a examinar tus acciones y tus reacciones con una actitud libre de enjuiciamiento, para poder reconocer: «Ah, así es como funciona mi mente. Esto es lo que tengo que hacer para experimentar felicidad. Esto es lo que debo evitar para alejar el sufrimiento».


Así comienza el magnífico libro de Yongey Mingyur Rimpoche, La alegría de vivir, un excelente manual de introducción tanto a la meditación como al budismo en el que todo es analizado desde una perspectiva científica.
Escrito de manera sorprendentemente pragmática, la clarividencia del autor y su facultad para explicar de un modo sencillo los más complejos términos hacen del libro una lectura amena y muy enriquecedora.
Aparte de sus consejos para la meditación, lo más interesante, a mi modo de ver, son las conclusiones que el autor nos muestra acerca de cómo budismo y ciencia, especialmente en cuanto a la neurología se refiere, tienen unas posturas cada vez más parecidas entre sí en muchos asuntos clave. Cabe hacer una mención especial, siempre a mi modo de ver, al capítulo de «la sinfonía interior», en el que explica -según la neurobiología moderna- la biología del cerebro, ayudando a entender mejor el cómo y por qué de nuestras actitudes.
Sin duda, un libro totalmente recomendado tanto para iniciados como no iniciados en el budismo, ya sea con un interés meramente intelectual del mismo o no.
Puedes encontrar el libro aquí: La alegría de vivir
@ElBudaCurioso

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Libro: Confesión de un ateo budista https://elbudacurioso.com/2014/03/04/libro-confesiones-de-un-ateo-budista/ https://elbudacurioso.com/2014/03/04/libro-confesiones-de-un-ateo-budista/#comments Tue, 04 Mar 2014 10:05:00 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=95 Con una claridad de ideas sorprendente, Stephen Batchelor nos relata en este libro autobiográfico su larga y profunda experiencia en el budismo y sus conclusiones sobre el mismo. Sobre el autor y la obra: Siendo todavía un adolescente, y en... Seguir leyendo →

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Con una claridad de ideas sorprendente, Stephen Batchelor nos relata en este libro autobiográfico su larga y profunda experiencia en el budismo y sus conclusiones sobre el mismo.
Sobre el autor y la obra:
Siendo todavía un adolescente, y en medio de una crisis de identidad típica de dicha edad, Stephen Batchelor llegó a la India donde, casi por casualidad, se hizo monje budista. Conoció al propio Dalai Lama, empezó a estudiar budismo, vivió con la comunidad tibetana en el exilio y se hizo ordenar monje. Tras un breve periodo en India, pasó varios años en diversos países de Europa haciendo de traductor de otros monjes budistas tibetanos.
Como el budismo tibetano no era capaz, a su modo de ver, de proporcionar respuestas convincentes a ciertos temas sobre los que él tenía serias dudas -el renacimiento principalmente-, viajó hacia Corea del Sur donde se inició en el estudio del budismo zen y se hizo ordenar monje. Dicha rama del budismo tampoco fue la respuesta, por lo que tras varios años en Corea, colgó los hábitos de forma definitiva.
Siendo ya un budista laico pasó varios años en diversas comunidades budistas en Europa. En la actualidad reside en Francia con su mujer, también en antaño monja budista, siendo un estudioso y prolífico escritor budista.
Con una visión muy pragmática y moderna sobre las enseñanzas de Buda, considera que su práctica ha de ser llevada a cabo en el día a día normal y corriente, actuando y concibiendo la realidad siempre una manera atenta y correcta. La meditación y la persecución de objetivos espirituales por sí solos no bastan.
Reflexión personal:
A pesar de tratarse de una autobiografía, la objetividad predomina a la hora de enfocar los temas claves del budismo, especialmente en lo que se refiere a aquellos asuntos difíciles de conciliar con la mentalidad occidental moderna. De manera reflexiva e inteligente, el autor consigue siempre mostrar cada asunto desde varias perspectivas.
Muy recomendable tanto para budistas como para aquellos que simplemente quieran conocer las enseñanzas de Buda y todo lo que las rodea.
El libro: Confesion de un ateo budista, de Stephen Batchelor en Casadellibro.com

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