reflexiones – El Buda Curioso https://elbudacurioso.com Blog sobre budismo, meditación, y otros Sat, 26 Sep 2020 13:04:42 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.5.3 https://elbudacurioso.com/wp-content/uploads/2018/12/cropped-7879b-img-photo-art-765828819-32x32.jpg reflexiones – El Buda Curioso https://elbudacurioso.com 32 32 Presente infinito https://elbudacurioso.com/2014/09/09/presente-infinito/ https://elbudacurioso.com/2014/09/09/presente-infinito/#comments Mon, 08 Sep 2014 23:10:24 +0000 https://elbudacurioso.com/2014/09/09/presente-infinito/ La vida es aquello que pasa mientras hacemos otros planes Estamos tan aferrados a la idea de un futuro, y tan seguros de ella, que nos pasamos la vida esperando lo que tiene que venir -o lo que creemos que... Seguir leyendo →

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La vida es aquello que pasa mientras hacemos otros planes

Estamos tan aferrados a la idea de un futuro, y tan seguros de ella, que nos pasamos la vida esperando lo que tiene que venir -o lo que creemos que debería venir. Poco o nada nos importa el momento presente, pues, ¿de qué sirve, si ya está aquí y se está yendo? Mejor ocuparme del momento que viene, o del siguiente… 

Y dejamos lo de ahora para luego, y lo de luego para después, y lo damos por hecho, porque el futuro vendrá y nosotros estaremos ahí para vivirlo. Y si somos infelices, no pasa nada, esto se pasa y ya estaré mejor. Todo el esfuerzo y sufrimiento de ahora será bienestar y alegría otro día. ¿Por qué preocuparse por ahora? Ya cambiará la cosa. Ya hare esto otro día. Ya seré feliz mañana.  Además, es que hoy no puedo tener tal bienestar, hoy me pasa esto y esto. Mañana, cuando esté allí y de tal manera, ya cantará otro gallo.

Y así pasa un día, y otro, y otro. Pasan los días sin que los vivamos de verdad, sin ser plenamente conscientes de que este ahora no se acaba, de que el futuro nunca viene, por más que el ahora se esté convirtiendo en pasado… Y  así dejas esa tontería de los budistas esos o de tantos otros eruditos que dicen esas cosas tan místicas y tan raras de que hay que estar bien ahora, independientemente de las circunstancias que nos rodeen, que todo encuentra origen en nuestra mente y que no se qué no se cuanto… Ya, pero ¿y las facturas de mañana quién las paga? ¿y qué voy a hacer mañana? Bah, demasiadas cosas importantes tendría que dejar para enfocarme en el momento presente, mejor pensar en el futuro, que al fin y al cabo creo que lo puedo configurar según mi antojo…

Básicamente hacemos que el pasado exista mediante una selección de recuerdos -cuasi falsificados en su mayor parte, aunque ese es otro tema-, y hacemos que el futuro exista como una proyección de nuestros planes y expectativas. Pero dentro de esa separación que nuestra mente realiza entre lo que ya ha pasado y lo que está por venir, sólo hay un punto en el que de verdad puedes actuar, en el único en el que puedes vivir. Ese punto es el ahora, y el problema es que si no vives ahora, tampoco vivirás cuando el futuro llegue, pues cuando el futuro llegue, será el nuevo ahora, aunque tu seguirás pensando en el futuro.

Y así, por arte de magia, haces que deje de existir -o de tener el valor que debería- el momento más importante de tu vida, que es ahora, pues de hecho es el único momento que existe. Es el momento más importante de tu vida, y tú te lo estás perdiendo.

Hoy es siempre todavía.

-Antonio Machado

¿Y cual es la moraleja de todo esto? 

Pues que vivas ahora, que tengas el bienestar y serenidad mental que deberías ahora, y si no los tienes, que seas consciente de ello y hagas por cambiarlo. Pero no para que cambie en el futuro, si no para que cambie ahora.

Practica ahora, pero no esperes resultados. Esperar implica futuro… Vivir es el resultado, ser consciente es el resultado.

No dependas de otras condiciones. No esperes a que las actuales cambien, o a que vengan otras. Ni sabes las que vienen, ni si vendrán. Considera las condiciones actuales como imprescindibles para tu práctica, pues son las únicas que verdaderamente puedes experimentar, además de ser las únicas de que dispones.

Se consciente. Respira. Medita. Vive. Pero sobre todo, hazlo ahora. 

—–

Que nadie persiga el pasado
ni viva esperando el futuro;
porque el pasado ya no es
y el futuro aun está por ser.
Lo que hay que ver cabalmente
es lo que surge en cada momento.
Sabido esto, perseverad
invencibles e imperturbables.
Hoy hay que hacer el esfuerzo,
¿Quién sabe si mañana no llega la muerte?
Con el señor de la muerte y sus grandes huestes no se pacta,
pero al que así persevera
fervoroso día y noche,
a ése el sabio pacífico
le llama el solitario feliz.

-Buda

Notas:
– La cita con la que he abierto la entrada se atribuye a John Lennon, aunque lo que dijo exactamente fue «la vida es aquello que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes» («Life is what happens to you while you are busy making other plans»).  
Las palabras de Buda corresponden a un sermón del Majjhima Nikaya. Ver más en: El Mindfulness en verso.
– Hay algunas frases inspiradas (no hay imaginación sin memoria) en diferentes fuentes, aunque la principal de tales fuentes es El Adiestramiento de la Mente en Siete Puntos, de Geshe Chekawa… De hecho hay incluso una que corresponde a El club de la lucha… a ver si alguien adivina cual 🙂

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El blog y el ego https://elbudacurioso.com/2014/08/27/ego-blog/ https://elbudacurioso.com/2014/08/27/ego-blog/#comments Wed, 27 Aug 2014 09:51:40 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=920 Lo bueno de tomarte una pausa y cambiar de ambiente es que ves las cosas con una distancia que de otro modo sería imposible de conseguir. La cuestión es que llevaba algún tiempo ya reflexionando sobre el hecho de tener... Seguir leyendo →

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Lo bueno de tomarte una pausa y cambiar de ambiente es que ves las cosas con una distancia que de otro modo sería imposible de conseguir. La cuestión es que llevaba algún tiempo ya reflexionando sobre el hecho de tener el blog, y en estos últimos días lo he visto un poco más claro. Y es que al fin y al cabo, todo esto de la presencia en Internet, de tener un blog como si fuese alguien con algo que decir, o incluso como si hubiese que decir algo, ¿no es otro modo más de aumentar el ego?
Todo esto del blog empezó, como ya expliqué en Acerca de este blog, porque el mero hecho de escribir me ofrecía cierta ayuda. Esto ha ido cambiando paulatinamente, habiendo permitido involuntariamente que el blog sea a veces el objetivo de mi práctica y no una ayuda para ésta. No sé si me explico, pero Tao sí que lo explica bien cuando habla de la creación del personaje espiritual en El mejor truco que inventó el ego… (y II).
En fin, que escribo todo esto  simplemente para decir que la frecuencia de actualización del blog será a partir de ahora mucho menor. Escribiré sólo cuando de verdad me apetezca transcribir alguna reflexión, dar a conocer algún buen libro que me esté leyendo o compartir alguna traducción que haga. Igualmente pasará con los comentarios y toda la presencia en redes sociales en general, las cuales verdaderamente apenas uso, y que a partir de ahora usaré aun menos. Lo digo para que nadie se moleste si tardo en contestar alguna vez.

Tenía el hábito de pensar demasiado. Me gustaba leer sobre psicología, filosofía y religión comparada, lo cual me hacía pensar demasiado. También quería ser escritor. A veces estaba sentado y escribía un artículo, un artículo de Dhamma, maravillosos pensamientos entrando en mi mente. Pensaba: “Oh, esto es maravillosos, tengo que escribirlo. ¡Nadie antes ha pensado como yo! Puedo realmente explicar esto, puedo realmente dar inspiración”. Entonces mi maestro dijo: “No escribas, ni tan siquiera hagas un registro de tu meditación”. Si intentas mantener un registro de tu meditación, cuando te sientas a meditar pensarás: “Uh… ah…, esto es maravilloso, lo escribiré” y en ese momento tu meditación se esfumó. No puedes ir más allá.

Tienes incluso que soltar tu conocimiento interior.
“Esto está sucediendo, bien, lo dejo ir, lo dejo ir”.
¿Veis cuántas cosas tenéis que soltar?.
Nos aferramos a nuestra comprensión,
a nuestra comprensión profunda.

Un mapa del viaje, de Sayadaw U. Jotika

Por cierto, os dejo aquí estas reflexiones (en inglés) de Martine Batchelor: Lazy Guide to Enlightenment.

A flower does not talk,
We could do the same.

Paz y metta.

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Sobre el renacimiento y otros temas https://elbudacurioso.com/2014/08/09/sobre-renacimiento-otros/ https://elbudacurioso.com/2014/08/09/sobre-renacimiento-otros/#comments Sat, 09 Aug 2014 08:54:16 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=893 Este artículo surge a colación del anterior, el curioso caso del monje que no moría, y de las preguntas que he recibido al respecto, en concreto sobre el porqué decide un monje budista auto-momificarse. Antes de seguir, me gustaría dar las... Seguir leyendo →

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Este artículo surge a colación del anterior, el curioso caso del monje que no moría, y de las preguntas que he recibido al respecto, en concreto sobre el porqué decide un monje budista auto-momificarse.
Antes de seguir, me gustaría dar las gracias a Francisco Javier Tostado, culpable indirecto de buena parte de todas esas preguntas y comentarios 🙂
Quizá la explicación que di al final del artículo sobre lo que tal auto-momificación perseguía fue un tanto somera o poco clara, por lo que he recibido varias preguntas y comentarios al respecto. Intento aquí, por tanto, explicar el tema lo más sencillamente posible y siempre según mi visión, la cual puede por supuesto estar equivocada.
La base para comprender lo demás:
Según el budismo, todos los seres estamos atrapados en el Samsara, un ciclo eterno de renacimientos del que sólo podemos escapar alcanzando el Nirvana, la iluminación (1). Hasta que no te ilumines, estarás condenado a vagar por este ciclo de renacimientos, naciendo cada vez con un cuerpo (no necesariamente humano) y condiciones diferentes, todo ello condicionado por el Karma de tus vidas pasadas.
(Click para ampliar)

(Click para ampliar)


Además, independientemente de lo bueno que sea tu Karma o de dónde renazcas, una de las características de toda vida es el sufrimiento. Este sufrimiento hay que entenderlo en un sentido amplio de la palabra como cualquier sensación de intranquilidad mental o de desagrado.
Por entendernos, y que me perdonen los eruditos si estoy cometiendo una atrocidad al intentar explicarlo, la iluminación (2) se podría describir como aquél estado en el que hemos cultivado nuestra mente de manera que es capaz de ver la realidad tal y como verdaderamente es, libre de ilusiones y prejuicios. Es decir, que sea plenamente consciente de la impermanencia, del sufrimiento y de la falta de esencia de todo lo surgido.
Una vez iluminados, nos hemos desecho de nuestro ego; y no habiendo ego no hay deseos, no hay apego; y no habiendo deseos, no hay sufrimiento; al no haber ego, ni deseo ni sufrimiento, estamos iluminados y quedamos libres del Samsara y de todo lo que supone: renacimiento y sufrimiento. Aunque todo esto quizá se entienda mejor viendo el budismo en un gráfico.
Una vez iluminados, nos liberamos del sufrimiento, escapamos del Samsara. ¿Pero y qué pasa con el resto de seres?
Aquí puede estar la clave de la cuestión. Nosotros hemos conseguido iluminarnos y escapar del sufrimiento, pero ¿qué pasa con los demás? Ellos siguen atrapados ahí, y la inmensa mayoría ni siquiera saben que tienen una salida. Si una de las enseñanzas de Buda es la compasión, ¿no habría que ponerla en práctica y usar nuestra iluminación para ayudarles?
En el budismo hay varias tradiciones, pero las dos principales son la Theravada y la Mahayana. Aunque todas se basan en la palabra de Buda, cada una da más importancia a algunos conceptos que a otros, además de interpretar de manera un tanto diferente algunos de estos.
En la tradición Theravada, aunque la compasión es un concepto muy importante, el énfasis se pone en la autosalvación. Nadie puede hacerlo por nosotros, sino que somos los únicos responsables de nuestra liberación. En vida hemos de cultivar la compasión, pero esta no se puede convertir en un impedimento para nuestra iluminación.
En la tradición Mahayana y otras similares, el énfasis se pone en la compasión. En dichas tradiciones, aquellos embarcados en el camino del Buda, y que reciben el nombre de bodhisativa, hacen el voto de permanecer en este ciclo de renacimientos con el objetivo de ayudar al resto de seres atrapados en él. El objetivo principal es ayudar primero a al resto de seres a liberarse del sufrimiento, postergando así la propia iluminación definitiva. Lo único que no queda del todo claro al respecto es si el bodhisativa busca iluminarse y volver renacer voluntariamente una vez iluminado o si rechaza iluminarse por completo para así no poder escapar del ciclo de renacimientos.
He dicho que «aquí puede estar la clave de la cuestión» porque quizá guarde alguna relación el ideal del bodhisativa y lo de momificarse, aunque esto lo explico más adelante.
¿Cómo que nos liberamos? ¿A dónde va nuestra alma entonces? 
En el budismo no hay alma, o al menos no entendida en el sentido cristiano de la palabra como algo infinito, indestructible y divino. Por describirlo de alguna manera, digamos que para el budismo la conciencia es el alma, pero como todo, esta tiene un surgir y un cesar. La mera muerte del cuerpo no supone el cese de la consciencia, sino que para que esta cese hay además que alcanzar el Nirvana.
¿Pero existe de verdad eso del Samsara, Karma y demás? ¿Cómo demostrarlo? ¿Hay que creer en ello y punto?
En mi opinión, y por sacrílego que les parezca a algunos, se puede estar en perfecta comunión con el camino del Buda sin creer en el Samsara, el Karma u otros conceptos similares. Al fin y al cabo, Buda era el pragmatismo hecho persona, y sus enseñanzas se basaban en poner fin al sufrimiento en esta vida, punto.
En propias palabras de Buda, discutir sobre todo aquello que no nos condujese a la liberación del sufrimiento supondría:

«Enredarse en la maraña de las opiniones, el yermo de las opiniones, el enredo de las opiniones, el lío de las opiniones, la traba de las opiniones, lo que conlleva sufrimiento, ansia, tribulación y excitación, no conduce al desengaño, al desapasionamiento, a la cesación, a la paz, al conocimiento superior, a la iluminación, al Nibbana […] No es provechoso para el objetivo, no es fundamental para la vida de santidad, no conduce al desengaño, al desapasionamiento, a la cesación, al apaciguamiento, al conocimiento superior, a la iluminación, al Nibbana, por eso no lo he explicado.»
– Sermón sobre el fuego a Vachagotta, Majjhima Nikaya. 

Pero entonces, ¿por qué se momificaban?
Como ya dije en el anterior artículo, para algunas formas de budismo nuestra conciencia pasa por cuatro etapas dentro de este ciclo de renacimientos: la etapa de la vida; la etapa de la muerte; la etapa entre la muerte y nuestro siguiente renacimiento; y la etapa del renacimiento.
En la etapa que transcurre entre la muerte de nuestro cuerpo actual y nuestro siguiente renacimiento, nuestra conciencia sigue de alguna manera dentro del cuerpo durante un corto periodo después del fallecimiento de éste, pero ya no está limitada por los sentidos que el cuerpo le proporciona, por lo cual dispone de unas condiciones más propicias para alcanzar la iluminación.
(A partir de aquí son puras especulaciones mías)
Si se consigue mantener el cuerpo en buen estado, o que este «no muera del todo», quizá se alargue el tiempo que nuestra conciencia dispone de tales condiciones propicias para alcanzar la iluminación. El objetivo real sería el intentar que nuestro cuerpo no llegase por completo a morir, sino que entrase en un estado de anabiosis o algo por el estilo.
Y si el cuerpo no llega por completo a morir, aunque se alcance la iluminación, la conciencia no dejaría este mundo, no escaparía al Samsara, por lo que podríamos permanecer aquí para ayudar de alguna manera al resto de seres. Sería una solución para los bodhisativa antes mencionados, es decir, para los que han hecho el voto de ayudar al resto de seres antes de escapar ellos mismos del Samsara.
¿Pero cómo ayudar a los demás dentro de un cuerpo momificado? Hay que tener en cuenta que algunas tradiciones del budismo son bastante místicas, por lo que buscar una explicación racional quizá sea en vano. El mero hecho de que el cuerpo de alguien iluminado siga presente y sin descomponer puede que traiga algún beneficio a sus seguidores. Precisamente esto era lo que pretendían los Sokushinbutso, también mencionados en el artículo, alcanzar la budeidad tras la muerte pero quedarse en el mundo para ayudar a su pueblo. Pero repito, al fin y al cabo todo esto son puras especulaciones mías.
O también, y mirado desde un punto de vista más escéptico, hay que saber que por muy budistas que fuesen, todas esas momias eran personas y como tanto, imperfectas y sujetas al ego, por lo que puede que quizá algunas solo buscasen impermanencia o fama y nada más.

Como he dicho al principio, todo esto no es más que mi visión del tema y puede, por tanto, estar equivocada. Si tienes otra opinión o alguna duda, no dudes en usar los comentarios 🙂
Fuentes, además de las ya citadas en el anterior artículo:


Otras notas:
1. Sobre lo que el Nirvana es: «El Nirvana es la liberación del sufrimiento inherente en la existencia (primera Noble Verdad) mediante la eliminación del deseo y del apego (segunda Noble Verdad) gracias a la percepción correcta de la realidad». -Majjhima Nikaya, Los sermones medios del Buddha, pag. 30-31, de Amadeo Solé-Leris y Abrahan Lopez de Cea.
2. Sobre explicar el Nirvana: «El problema consiste en que el Nirvana es algo que pertenece a la categoría de la pura experiencia y no es reducible a las categorías lógicas y discursivas que utilizamos para razonar y comunicarnos. Es como tratar de explicar el sabor del azúcar, por ejemplo, a alguien que no lo ha gustado nunca. Por consiguiente, todo esfuerzo por conceptualizar el Nirvana no sólo está de antemano condenado al fracaso, sino que no hace más que deformarlo, abriendo la puerta a interpretaciones arbitrarias condicionadas por el bagaje cultural o las convicciones religiosas de los que las formulan». -Majjhima Nikaya, Los sermones medios del Buddha, pag. 30-31, de Amadeo Solé-Leris y Abrahan Lopez de Cea.
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Si echo la vista atrás, caigo en que ha pasado ya más de un año que llevo metido «de lleno» en esto del budismo, leyendo y estudiando textos de las diferentes tradiciones, practicando meditación, participando en foros, leyendo a otros bloggers con intereses similares y demás… pero, ¿en qué ha cambiado mi vida desde entonces? ¿qué es para mí el budismo hoy en día?
Como ya he dicho en otras ocasiones, ni me adhiero a ninguna tradición budista en concreto ni soy ningún experto en la materia, por lo que todo lo aquí escrito es una mera reflexión personal de un practicante que ha leído y estudiado las enseñanzas de diversos maestros de diferentes tradiciones, principalmente al propio Buda, y de las cuales ha sacado sus propias conclusiones.
¿Qué es el budismo, para mí, hoy en día? 
Digo «hoy en día» porque al fin y al cabo esto es un continuo aprender, por lo que puede que mañana mi visión sea distinta.
Las enseñanza budistas abarcan un sin fin de temas, pero si tuviese que resumir el budismo en una frase, citaría uno de mis textos budistas de cabecera, el Adiestramiento de la mente en siete puntos, diciendo que toda enseñanza budista pretende la reducción del ego y del ensimismamiento, pues de la reducción del ego dependen el resto de enseñanzas budistas.
¿Qué es eso de la reducción del ego?
Si el ego se reduce o se elimina, se reduce o elimina también la diferencia entre el «yo» y el resto del mundo, entre lo que a ese «yo» le agrada y le disgusta. Y no habiendo diferencia entre el «yo» y el resto del mundo, crece la empatía y la compasión y, lógicamente, disminuye el egoísmo; no habiendo ya agrado o desagrado, no hay deseo ni aversión; y no habiendo ni deseo, ni aversión ni egoísmo, no hay sufrimiento, pues nada se desea ni nada se rechaza.
¿Cuál es la lógica de todo lo anterior?
No hay ningún «yo», puesto que no hay ningún alma ni ningún otro fundamento que me defina como ser independiente de manera infinita. Este cuerpo tiene un origen y tendrá un cese, no había nada antes de él que existiese como «yo» ni lo habrá después. El «yo» es un producto mental, una mera ilusión. De nuestros sentidos y de lo que experimentan surge la conciencia, y de esta surge el «yo». No hay separación real entre nuestro «yo» y el resto del mundo, y el ignorar tal característica es uno de nuestros principales problemas. (Leer Anatta, por Ajahn Brahmavamso).
Es decir, claro que existe un «yo», pero de manera impermanente. En mi caso se llama Antonio Sánchez, tiene una cara y un cuerpo determinado, una determinada historia, una determinada conciencia del mundo, un determinado carácter, unos determinados gustos y aversiones, etc… Pero todo ese cúmulo de características considerado como «yo», ese Antonio Sánchez, no existía antes de la conciencia o de la mente que hoy en día lo concibe, ni existirá tras el cese de ésta, e incluso mientras ésta existe, dicho «yo» cambia continuamente. Ese «yo» es fruto de dicha conciencia, de dicha mente, no habiendo nada en ninguna parte de este cuerpo, si lo redujera en tantas partes como fuese posible, que me defina permanentemente como algo independiente del resto del mundo. Tanto la ausencia de «yo» (Anatta, en lengua Pali) como la impermanencia (Anicca) son dos de las tres características de la realidad según el budismo.
Al estar apegados a la falsa ilusión de un «yo», y al discriminar por tanto entre ese «yo» y el «resto del mundo», distinguimos entre lo que a ese «yo» le gusta y lo que no, lo que le hace bien y lo que no, lo bueno y lo malo, los amigos y los enemigos. De la distinción surge el apego, la aversión y la indiferencia. Nos apegamos a aquello que nos agrada, a lo que queremos tener, a lo que queremos ser, a la propia idea del «yo», a la vida misma… Este apego es la causa de nuestro sufrimiento (entendido en un sentido amplio como cualquier sensación mental de desagrado o de intranquilidad), pues sufrimos cuando queremos algo y no lo tenemos, cuando luchamos por conseguirlo, cuando ya lo tenemos por miedo a perderlo, cuando lo hemos perdido, sufrimos cuando tenemos lo que no queremos, etc… Ignoramos que cualquier cosa o estado mundano al que aspiremos sólo nos puede proporcionar, como mucho, una alegría o estado placentero efímero. Este sufrimiento (Dukkha, en lengua Pali) es la otra característica de la realidad según el budismo.
Y a partir de aquí, podría extenderme largamente. Habiendo comprendido estas tres características, Anata, Anicca y Dukkha, sólo se trata de ser plenamente consciente de ellas, constantemente, pues la mera sabiduría no basta, sino que hay que cultivar nuestra mente para que vea la realidad de tal forma. Y aquí es donde entra en juego la meditación, y por supuesto, el Noble Óctuple Sendero.
Todo esto está muy bien pero, ¿ha cambiado esto mi vida en algo?
Enormemente. Y sigue cambiando, cada día un poco más, de manera casi imperceptible. Por supuesto no siempre progresando, ya que a veces la duda o la inconstancia entran en juego viéndome obligado a retroceder.
Me bastan dos palabras para describir el cambio: tranquilidad mental. Claro que me queda ego, y mucho, que sigo siendo presa del apego por lo mundano y que sigo experimentando sufrimiento: la diferencia está en el cuánto. El simple hecho de ser consciente de la ausencia del «yo», del sufrimiento y de su causa hace que te enfrentes a la vida de forma diferente. Es imposible medir cuánto ego, apego o sufrimiento he reducido, pero me basta con saber que se ha reducido, y la prueba de ello es, como digo, la estabilidad o tranquilidad mental. El miedo a la incertidumbre del futuro, el remordimiento por el pasado, la ansia por conseguir o por mantener algo, el intento de controlar cada aspecto de mi vida, etc.. todo este tipo de estados mentales de intranquilidad se han reducido enormemente, de manera que hoy en día observo cómo cosas que en otro tiempo me hubiesen causado angustia o estrés, las acepto o las dejo ir sin más, sin atisbo de intranquilidad o desagrado (o casi). Aunque todo esto ya lo expliqué de pasada en Ventajas de la meditación activa.
¿Pero estoy haciendo lo correcto?
Probablemente algunos piensen que estoy haciendo algo mal, que mi práctica no es la correcta o que he malinterpretado cualquier concepto. Ante tal cosa yo respondo con pragmatismo: a mí me funciona, y por lo tanto sigo por mi camino. Me funciona en tanto en cuanto me reporta un estado de paz mental como nunca antes había tenido.
Ya sé que abuso mucho de las citas, y para no perder la costumbre, me despido con una en relación a lo comentado de la paz mental, sacada del texto Notas desde mi cabaña de Monje:

La gente quiere poder y autoridad para que nadie los menosprecie, ni a ellos ni a sus familias. Pero los ricos tienen demasiadas preocupaciones, y los pobres demasiadas envidias. Si dependes otros en cualquier sentido, si no eres autosuficiente, entonces esos otros te poseen. Incluso cuando ayudas a un extraño, si sientes cualquier afinidad hacia tal persona, estás infringiendo la independencia de tu propio espíritu. Por una parte, es difícil mantener la independencia mientras se vive de acuerdo a las convenciones sociales, pero por la otra, si tales convenciones no se siguen, corres el riesgo de parecer un loco. Y no importa ni dónde viva ni lo que hagas, en este corto periodo de vida que te ha sido dado tu objetivo principal debería ser el alcanzar la paz mental, pero esto parece algo imposible para la mayoría de los humanos.

 
@ElBudaCurioso

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