Mindfulness – El Buda Curioso https://elbudacurioso.com Blog sobre budismo, meditación, y otros Sat, 26 Sep 2020 13:04:46 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.5.3 https://elbudacurioso.com/wp-content/uploads/2018/12/cropped-7879b-img-photo-art-765828819-32x32.jpg Mindfulness – El Buda Curioso https://elbudacurioso.com 32 32 Presente infinito https://elbudacurioso.com/2014/09/09/presente-infinito/ https://elbudacurioso.com/2014/09/09/presente-infinito/#comments Mon, 08 Sep 2014 23:10:24 +0000 https://elbudacurioso.com/2014/09/09/presente-infinito/ La vida es aquello que pasa mientras hacemos otros planes Estamos tan aferrados a la idea de un futuro, y tan seguros de ella, que nos pasamos la vida esperando lo que tiene que venir -o lo que creemos que... Seguir leyendo →

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La vida es aquello que pasa mientras hacemos otros planes

Estamos tan aferrados a la idea de un futuro, y tan seguros de ella, que nos pasamos la vida esperando lo que tiene que venir -o lo que creemos que debería venir. Poco o nada nos importa el momento presente, pues, ¿de qué sirve, si ya está aquí y se está yendo? Mejor ocuparme del momento que viene, o del siguiente… 

Y dejamos lo de ahora para luego, y lo de luego para después, y lo damos por hecho, porque el futuro vendrá y nosotros estaremos ahí para vivirlo. Y si somos infelices, no pasa nada, esto se pasa y ya estaré mejor. Todo el esfuerzo y sufrimiento de ahora será bienestar y alegría otro día. ¿Por qué preocuparse por ahora? Ya cambiará la cosa. Ya hare esto otro día. Ya seré feliz mañana.  Además, es que hoy no puedo tener tal bienestar, hoy me pasa esto y esto. Mañana, cuando esté allí y de tal manera, ya cantará otro gallo.

Y así pasa un día, y otro, y otro. Pasan los días sin que los vivamos de verdad, sin ser plenamente conscientes de que este ahora no se acaba, de que el futuro nunca viene, por más que el ahora se esté convirtiendo en pasado… Y  así dejas esa tontería de los budistas esos o de tantos otros eruditos que dicen esas cosas tan místicas y tan raras de que hay que estar bien ahora, independientemente de las circunstancias que nos rodeen, que todo encuentra origen en nuestra mente y que no se qué no se cuanto… Ya, pero ¿y las facturas de mañana quién las paga? ¿y qué voy a hacer mañana? Bah, demasiadas cosas importantes tendría que dejar para enfocarme en el momento presente, mejor pensar en el futuro, que al fin y al cabo creo que lo puedo configurar según mi antojo…

Básicamente hacemos que el pasado exista mediante una selección de recuerdos -cuasi falsificados en su mayor parte, aunque ese es otro tema-, y hacemos que el futuro exista como una proyección de nuestros planes y expectativas. Pero dentro de esa separación que nuestra mente realiza entre lo que ya ha pasado y lo que está por venir, sólo hay un punto en el que de verdad puedes actuar, en el único en el que puedes vivir. Ese punto es el ahora, y el problema es que si no vives ahora, tampoco vivirás cuando el futuro llegue, pues cuando el futuro llegue, será el nuevo ahora, aunque tu seguirás pensando en el futuro.

Y así, por arte de magia, haces que deje de existir -o de tener el valor que debería- el momento más importante de tu vida, que es ahora, pues de hecho es el único momento que existe. Es el momento más importante de tu vida, y tú te lo estás perdiendo.

Hoy es siempre todavía.

-Antonio Machado

¿Y cual es la moraleja de todo esto? 

Pues que vivas ahora, que tengas el bienestar y serenidad mental que deberías ahora, y si no los tienes, que seas consciente de ello y hagas por cambiarlo. Pero no para que cambie en el futuro, si no para que cambie ahora.

Practica ahora, pero no esperes resultados. Esperar implica futuro… Vivir es el resultado, ser consciente es el resultado.

No dependas de otras condiciones. No esperes a que las actuales cambien, o a que vengan otras. Ni sabes las que vienen, ni si vendrán. Considera las condiciones actuales como imprescindibles para tu práctica, pues son las únicas que verdaderamente puedes experimentar, además de ser las únicas de que dispones.

Se consciente. Respira. Medita. Vive. Pero sobre todo, hazlo ahora. 

—–

Que nadie persiga el pasado
ni viva esperando el futuro;
porque el pasado ya no es
y el futuro aun está por ser.
Lo que hay que ver cabalmente
es lo que surge en cada momento.
Sabido esto, perseverad
invencibles e imperturbables.
Hoy hay que hacer el esfuerzo,
¿Quién sabe si mañana no llega la muerte?
Con el señor de la muerte y sus grandes huestes no se pacta,
pero al que así persevera
fervoroso día y noche,
a ése el sabio pacífico
le llama el solitario feliz.

-Buda

Notas:
– La cita con la que he abierto la entrada se atribuye a John Lennon, aunque lo que dijo exactamente fue «la vida es aquello que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes» («Life is what happens to you while you are busy making other plans»).  
Las palabras de Buda corresponden a un sermón del Majjhima Nikaya. Ver más en: El Mindfulness en verso.
– Hay algunas frases inspiradas (no hay imaginación sin memoria) en diferentes fuentes, aunque la principal de tales fuentes es El Adiestramiento de la Mente en Siete Puntos, de Geshe Chekawa… De hecho hay incluso una que corresponde a El club de la lucha… a ver si alguien adivina cual 🙂

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En tercera persona https://elbudacurioso.com/2014/07/27/en-tercera-persona/ https://elbudacurioso.com/2014/07/27/en-tercera-persona/#comments Sun, 27 Jul 2014 08:40:36 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=855 Y de pronto ya no estás ahí. Bueno, es verdad que tu cuerpo sigue ahí, ves y oyes lo mismo que antes, la gente se sigue dirigiendo a ti por tu nombre, hablan de ti y contigo, pero ahora experimentas todo... Seguir leyendo →

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Y de pronto ya no estás ahí. Bueno, es verdad que tu cuerpo sigue ahí, ves y oyes lo mismo que antes, la gente se sigue dirigiendo a ti por tu nombre, hablan de ti y contigo, pero ahora experimentas todo esto de manera muy diferente. Eres un testigo de lo que pasa, un testigo curioso, que se divierte y hasta sorprende de lo que acontece.
Observas a los demás con irónica sonrisa, mitad divirtiéndote, mitad sintiendo compasión por ellos: ¡qué tontos, no han comprendido nada! Están tan ocupados representando su propio ideal de lo que creen ser, acumulando y previendo, que no se dan cuenta de lo que verdaderamente ocurre. Alguno te adula, pero para ti el halago ya no tiene sentido; el otro te insulta, pero a ti eso ya no te puede afectar; y el otro te ignora, pero tú ya en eso no reparas. También se adulan entre ellos, pero tu ves lo que hay detrás de tales halagos; se insultan y se agreden, y tu observas la situación con algo de pena, como la de una madre que ve a sus niños pelearse entre ellos.
Te resulta curioso que sigan sorprendiéndose de algunos cambios que la vida trae, que sigan considerándolos como eventos inesperados y fruto de la mala suerte o algo similar, que sigan intentando controlarlo todo, que crean que ciertas situaciones nunca van a ocurrir, o si ocurren, que lo harán en un tiempo tan lejano que no merezca la pena pensar sobre ello ahora. Siguen buscando la felicidad en lo mundano, sin saber que de ahí solo pueden sacar una placer efímero. Siguen intentando nadar contra la corriente, sin saber que tal menester es en vano. De hecho, hasta puede que ignoren que existe tal corriente.
Pero de los demás, el que más te sorprende es tu propio ego, que todavía te queda. Observas en tercera persona cómo él también intenta representar su propio ideal, defenderse, autoreconocerse, reafirmarse y ser por otros reafirmado, prever, buscar el agrado y tomar partido. Sigue intentando ser parte de todo esto, pero una parte separada.
Es tan fácil como comprender esto: todo tiene un surgir, todo tiene un cesar.

He aquí, Aggivessana, que cualquier forma material, pasada, futura o presente, interior o exterior, tosca o sutil, inferior o superior, lejana o cercana, toda forma material, el monje, habiéndola visto con perfecta sabiduría tal y cómo es: «esto no es mío», «ése no soy yo», «ése no es mi yo», supera el apego y queda liberado.
Cualquier sensación… percepción… composición mental… conciencia, pasada, futura o presente, interior o exterior, tosca o sutil, inferior o superior, lejana o cercana, habiéndola visto con perfecta sabiduría tal y como es: «esto no es mío», «ése no soy yo», «ése no es mi yo», supera el apego y queda liberado.

-Buda, Pequeño sermón a Saccaka, Majjhima Nikaya

 @ElBudaCurioso

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Diario de práctica: atención al cuerpo (y II) https://elbudacurioso.com/2014/07/25/practica-atencion-cuerpo-y-ii/ https://elbudacurioso.com/2014/07/25/practica-atencion-cuerpo-y-ii/#comments Fri, 25 Jul 2014 08:25:17 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=850 Continuación del segundo artículo perteneciente al diario de práctica del Satipatthana Sutta. Prosigo describiendo los últimos dos entrenamientos de la contemplación al cuerpo. En la primera parte de este artículo puedes consultar los otros entrenamientos. 4. Contemplación del cuerpo a través de... Seguir leyendo →

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Continuación del segundo artículo perteneciente al diario de práctica del Satipatthana Sutta.
Prosigo describiendo los últimos dos entrenamientos de la contemplación al cuerpo. En la primera parte de este artículo puedes consultar los otros entrenamientos.
4. Contemplación del cuerpo a través de los elementos

«Además, monjes, el monje revisa este mismo cuerpo, en cualquier lugar o posición en que se encuentre, como consistente en los elementos de esta manera: ‘He aquí, en este cuerpo están: el elemento de la tierra, el elemento del agua, el elemento del fuego y el elemento del aire’. Al igual que un hábil carnicero o su aprendiz, que mata a una vaca y, dividiéndola en partes, se sienta con ellas en el cruce de los caminos, de la misma manera el monje revisa este mismo cuerpo, en cualquier lugar o posición en que se encuentre, como consistente en los elementos de esta manera: ‘He aquí, en este cuerpo están: el elemento de la tierra, el elemento del agua, el elemento del fuego y el elemento del aire».

Parecido al entrenamiento de la repugnancia en el cuerpo que ya comenté en el anterior post, consiste en ser consciente de los elementos que forman el cuerpo. Según el budismo, son cuatro los elementos fundamentales: tierra (elementos sólidos), agua (elementos líquidos), fuego (definidos según cada tradición de manera un tanto diferente: radiaciones, energía, calor corporal, etc..), y aire (elementos gaseosos).
Todo lo que somos o creemos ser está formado por esos cuatro elementos. Aunque creamos tener un cuerpo al que consideramos como unidad, no se trata más que de la conjunción de todos estos elementos, aunque esto quizá lo explico mejor en este artículo sobre la vacuidad.
Aunque dije que iba a realizar este tipo de meditación sin apoyarme en otro texto más que el Sutta, tenía cierta dificultad interpretando este tipo de entrenamiento, por lo que he busqué algo de información y encontré este mensaje de No-YO en el foro de Bosque Theravada (el mismo No-Yo autor de El budismo en un gráfico), del cual transcribo un extracto:

Durante mi último retiro en Wat Bonyawad, la postura de meditación que más estuve practicado fue caminando. Y hubo un día que, sin buscarlo intencionadamente, mi percepción se redujo a cuatro elementos:
– El esqueleto, y el suelo al contactar con el talón. Pero no como formas concretamente definidas, sino como una sensación abstracta de solidez.
– El sudor que me corría por debajo de la ropa y la flexibilidad de los músculos, como líquido.
– El calor de mi cuerpo, el dolor de espalda (de tanto barrer y de dormir en el suelo), el movimiento de mi cuerpo, y la voluntad de moverlo.
– El aire que respiraba, el que me rodeaba, y la sensación de espacio.
Así estuve durante un buen rato, alternando entre la observación de esos cuatro elementos (no percibia los detalles en concreto, si no su elemento básico de manera abstracta), hasta que de repente dejé de notar diferencia entre el aire de mis pulmones y el aire que me rodeaba. Era como si no estuviesen localizados en lugares diferentes, como si la sensación habitual de distancia/espacio disminuyese de intensidad y parte de mi cuerpo desapareciese (solo me sentía las piernas, al contrario que Rambo). Casi al miso tiempo, dejé de percibir mi respiración. Podía intuir vagamente si estaba inspirando o expirando, pero no podía sentir el movimiento de la respiración, ni mi voluntad de respirar. Mantuve la calma y la concentración, puesto que ya estaba avisado de que eso puede ocurrir, y entonces vino lo mejor de todo: ¡mi dolor de espalda, de piernas, y el agobio del calor se desvanecieron por completo! Tenía una sensación de calor en las zonas del cuerpo que antes me dolían, pero nada de molestia. Dejé de preocuparme de esos cuatro elementos, de la no-respiración, ¡incluso de la volición de caminar!, y seguí caminando con esa paz durante casi dos horas más.
Tengo que confesar que siempre me había parecido algo infantil, primitiva, y simplista esa clasificación de los cuatro elementos tierra-aire-fuego-agua, y nunca le había prestado gran atención. Pero no se como, sin quererlo ni buscarlo, de repente se convirtió en el objeto de mi meditación, y además me llevó a dejar de percibir el dolor. Que curioso.

Aunque no he llegado a experimentar lo mismo, pues me falta práctica, mi entrenamiento ha ido en la misma dirección que No-Yo comenta, la de percibir los cuatro elementos en mi cuerpo. Como ya he comentado en otras partes de esta serie de post, no trato de imaginarme tales elementos, sino de percibirlos, de ser consciente de ellos.
5. Sección con las nueve formas de contemplación del cuerpo en el cementerio

«Además, monjes, el monje compara este mismo cuerpo con el cuerpo arrojado al suelo del cementerio, muerto desde hace un día, o dos días, o tres días; hinchado, lívido y putrefacto de esta manera: ‘Este cuerpo mío tiene la misma naturaleza, alguna vez será igual a aquel cuerpo y no está exento de este destino».

Quizá a algunos les pueda resultar un poco tétrica este tipo de meditación, pero lo cierto es que funciona genial si queremos llegar a ser verdaderamente conscientes de la realidad impermanente en la que vivimos, de lo efímera de nuestra vida y de la realidad de la muerte. Además, en mi opinión, nos ayuda a ver todo el proceso de morir de una manera mucho más natural, a familiarizarnos con él.
Es un tipo de meditación que podemos hacer en muchos momentos del día, de manera activa. Por ejemplo, en la televisión vemos cadáveres cada vez que ponemos las noticias: víctimas de cualquier guerra o cuerpos enfermos y famélicos que mueren por escasez de recursos en algún lugar de África… cada vez que veas dichas imágenes, piensa que esos cuerpos están hechos de lo mismo que el tuyo, y que el tuyo probablemente acabe también así. Quizá no fruto de una guerra o del hambre como los que has visto, pero acabará también inertes, inmóviles y presa de la descomposición y putrefacción. O prueba a meditar usando a los ancianos como objeto de comparación: cada vez que veas a alguien al que por su edad le cueste moverse, cuya piel esté arrugada, su mente un tanto no tan fresca como en otros tiempos, con dolores, etc… piensa que, si no mueres antes, tu vas a acabar igual. Su cuerpo está hecho de lo mismo que el tuyo, y ambos tienen el mismo destino.
No sé si este tipo de meditación puede deprimir a algunas personas, pero lo cierto es que tanto el morir como el envejecer son dos procesos inevitables y nada hay que puedas hacer contra ello. Ante esto tienes dos opciones: o ignoras tal hecho o lo asimilas. Si lo ignoras, muerte y vejez van a seguir ahí, pero te pillarán desprevenido. Si lo asimilas de manera consciente, habrás dado un gran paso, pues serás plenamente consciente de la transitoriedad de la vida, lo cual te ayudará a dar la importancia que cada cosa se merece. Es decir, habrás aceptado que vas a morir, que todos vamos a morir, que todo es transitorio, y que en dicho tránsito pocas son las cosas que verdaderamente importan. Lo empiezas a ver todo como algo más natural, ni triste ni alegre, simplemente natural. Es así y punto, ni hay nada que hacer para cambiarlo ni pretendes cambiarlo.
Me despido con unos versos de Jorge Manrique al respecto de esta transitoriedad de la que hablo (ver más en Budismo y poesía española)

Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdamos:
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.

@ElBudaCurioso

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Diario de práctica: Satipatthana Sutta https://elbudacurioso.com/2014/06/24/practica-satipatthana-sutta/ https://elbudacurioso.com/2014/06/24/practica-satipatthana-sutta/#comments Tue, 24 Jun 2014 08:20:19 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=718 He decidido crear una especie de diario en el que ir anotando y compartiendo mis sensaciones y reflexiones sobre mi práctica de meditación, ya que esto de escribir además de ayudarme con la práctica, quizá les pueda servir también de ayuda o... Seguir leyendo →

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He decidido crear una especie de diario en el que ir anotando y compartiendo mis sensaciones y reflexiones sobre mi práctica de meditación, ya que esto de escribir además de ayudarme con la práctica, quizá les pueda servir también de ayuda o guía a los que la lean.
La práctica que haré estará basada exclusivamente en un sermón de Buda, el Satipatthana Sutta, en el que imparte sus enseñanzas sobre los fundamentos de la atención consciente o mindfulness. El sermón pertenece a la colección de sermones del Majjhima Nikaya. Hay numerosos textos en Internet acerca de tal discurso con guías sobre su puesta en práctica, pero prefiero ignorarlos y guiarme según mi propio criterio.
Animo igualmente a aquellos lectores más avanzados que yo en este tipo de meditación a que compartan sus consejos y sugerencias si lo desean a través de los comentarios.
No será un diario en el sentido estricto de la palabra, pues aunque la práctica sí que la realizo a diario, sólo publicare entradas a modo «resumen» cada vez que lo crea oportuno. Esta entrada de hoy tiene el único propósito de compartir dicho sermón, el cual transcribo a continuación según la versión de Isidatta para Bosque Theravada. Aprovecho para dar mis más sinceros agradecimientos tanto al traductor como a todos los que hacen posible tan magnífica página de difusión del budismo Theravada.

MN 10 Satipatthana Sutta – Discurso sobre los establecimientos de la atención consciente

[1] Esto he escuchado. En una ocasión, el Bienaventurado estaba morando entre los kurus, donde había uno de sus pueblos de nombre Kammasadamma. Estando allí el Bienaventurado se dirigió a los monjes con estas palabras: «Monjes». – «Venerable Señor», contestaron los monjes y el Bienaventurado continuó:
UDDESA – INDICACIÓN
[2] «Monjes, este es el camino directo para la purificación de los seres, para la superación de la pena y las lamentaciones, para la desaparición del dolor y de la aflicción, para alcanzar el recto sendero, para la realización del Nibbana, es decir, los cuatro establecimientos de la atención consciente.
[3] «¿Cuáles son esos cuatro? He aquí, monjes, el monje mora contemplando el cuerpo como cuerpo, ardiente, plenamente atento y consciente, habiendo dejado atrás la codicia y la aflicción por el mundo. Él mora contemplando las sensaciones como sensaciones, ardiente, plenamente atento y consciente, habiendo dejado atrás la codicia y la aflicción por el mundo. Él mora contemplando la mente como mente, ardiente, plenamente atento y consciente, habiendo dejado atrás la codicia y la aflicción por el mundo. Él mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales, ardiente, plenamente atento y consciente, habiendo dejado atrás la codicia y la aflicción por el mundo.
1. KAYANUPASSANA – CONTEMPLACIÓN DEL CUERPO

1.1. Kayanupassanaanapanapabba – Sección con la contemplación del cuerpo a través de inhalación y exhalación

[4] «Y ¿cómo, monjes, el monje mora contemplando el cuerpo como cuerpo? He aquí, monjes, el monje va al bosque, al pie de un árbol o a una choza vacía y se sienta; habiendo cruzado las piernas, pone su cuerpo erguido y establece su atención consciente enfrente. Siempre conscientemente atento inhala y conscientemente atento exhala. Cuando hace una inhalación larga, entiende: ‘mi inhalación es larga’; o cuando hace una exhalación larga, entiende: ‘mi exhalación es larga’. Cuando hace una inhalación corta, entiende: ‘mi inhalación es corta’; o cuando hace una exhalación corta, entiende: ‘mi exhalación es corta’. Y se entrena así: ‘Voy a inhalar experimentando el cuerpo entero’; y se entrena así: ‘Voy a exhalar experimentando el cuerpo entero’. Y se entrena así: ‘Voy a inhalar calmando las formaciones corporales’; y se entrena así: ‘Voy a exhalar calmando las formaciones corporales’. Al igual que un hábil tornero o su aprendiz, al hacer un gran giro entiende: ‘estoy haciendo un giro grande’; o al hacer un giro pequeño entiende: ‘estoy haciendo un giro pequeño’, de la misma manera, monjes, el monje, cuando hace una inhalación larga, entiende: ‘mi inhalación es larga’… y se entrena así: ‘Voy a exhalar calmando las formaciones corporales’.
[5] «De esta manera mora contemplando el cuerpo como cuerpo internamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo externamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo de ambas formas: interna y externamente. Mora contemplando la naturaleza del surgimiento en el cuerpo, o mora contemplando la naturaleza del cese en el cuerpo, o mora contemplando ambas cosas: la naturaleza del surgimiento y la naturaleza del cese en el cuerpo. O, estando consciente de que ‘he aquí el cuerpo’, simplemente se establece en él en la medida necesaria para un conocimiento descubierto y la atención consciente. Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así, monjes, cómo el monje mora contemplando el cuerpo como cuerpo.

1.2. Kayanupassanairiyapathapabba – Sección con la contemplación del cuerpo a través de las cuatro posturas

[6] «Además, monjes, cuando el monje camina, entiende: ‘estoy caminando’; cuando está de pie, entiende: ‘estoy de pie’; cuando está sentado, entiende: ‘estoy sentado’; cuando se recuesta, entiende: ‘estoy recostado’; o entiende cualquier otra postura que asume su cuerpo.
[7] «De esta manera mora contemplando el cuerpo como cuerpo internamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo externamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo de ambas formas: interna y externamente… Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así también, monjes, cómo el monje mora contemplando el cuerpo como cuerpo.

1.3. Kayanupassanasampajanapabba – Sección con la contemplación del cuerpo a través del discernimiento

[8] «Además, monjes, el monje es uno que actúa con discernimiento cuando camina hacia adelante y cuando retorna; que actúa con discernimiento cuando mira hacia adelante y cuando mira hacia otro lado; que actúa con discernimiento cuando recoge y cuando extiende sus miembros; que actúa con discernimiento cuando viste su hábito y cuando lleva su hábito exterior y el cuenco; que actúa con discernimiento cuando come, bebe, mastica y saborea; que actúa con discernimiento cuando camina, está de pie, cuando se sienta o se acuesta a dormir, cuando se despierta, cuando habla o cuando permanece en silencio.
[9] «De esta manera mora contemplando el cuerpo como cuerpo internamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo externamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo de ambas formas: interna y externamente… Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así también, monjes, cómo el monje mora contemplando el cuerpo como cuerpo.

1.4. Kayanupassanapatikulamanasikarapabba – Sección con la contemplación del cuerpo a través de la repugnancia de sus partes

[10] «Además, monjes, el monje revisa este mismo cuerpo desde la planta de los pies hacia arriba y desde la punta de la coronilla hacia abajo, envuelto en piel y lleno de diferentes clases de impurezas, de esta manera: ‘He aquí que en este cuerpo hay cabellos, vellos, uñas, dientes, piel, carne, tendones, huesos, médula ósea, riñones, corazón, hígado, membrana, bazo, pulmones, intestinos, mesenterio, comida no digerida, excremento, bilis, flema, pus, sangre, sudor, grasa, lágrimas, linfa, saliva, moco, sinovia y orín’. Al igual que un saco de provisiones con la abertura en ambos extremos, lleno de diversas clases de grano, tales como el arroz de la colina, arroz rojo, frijoles, guisantes, mijo y arroz blanco, estuviera siendo examinando por un hombre con buena vista de esta manera: ‘este es el arroz de la colina, arroz rojo, frijoles, guisantes, mijo y arroz blanco’; de la misma manera, monjes, el monje revisa este mismo cuerpo… lleno de diferentes clases de impurezas de esta manera: ‘He aquí que en este cuerpo hay cabellos, vellos, uñas, dientes, piel, carne, tendones, huesos, médula ósea, riñones, corazón, hígado, membrana, bazo, pulmones, intestinos, mesenterio, comida no digerida, excremento, bilis, flema, pus, sangre, sudor, grasa, lágrimas, linfa, saliva, moco, sinovia y orín’.
[11] «De esta manera mora contemplando el cuerpo como cuerpo internamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo externamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo de ambas formas: interna y externamente… Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así también, monjes, cómo el monje mora contemplando el cuerpo como cuerpo.

1.5. Kayanupassanadhatumanasikarapabba – Sección con la contemplación del cuerpo a través de los elementos

[12] «Además, monjes, el monje revisa este mismo cuerpo, en cualquier lugar o posición en que se encuentre, como consistente en los elementos de esta manera: ‘He aquí, en este cuerpo están: el elemento de la tierra, el elemento del agua, el elemento del fuego y el elemento del aire’. Al igual que un hábil carnicero o su aprendiz, que mata a una vaca y, dividiéndola en partes, se sienta con ellas en el cruce de los caminos, de la misma manera el monje revisa este mismo cuerpo, en cualquier lugar o posición en que se encuentre, como consistente en los elementos de esta manera: ‘He aquí, en este cuerpo están: el elemento de la tierra, el elemento del agua, el elemento del fuego y el elemento del aire’.
[13] «De esta manera mora contemplando el cuerpo como cuerpo internamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo externamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo de ambas formas: interna y externamente… Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así también, monjes, cómo el monje mora contemplando el cuerpo como cuerpo.

1.6. Kayanupassanananavasivathikarapabba – Sección con las nueve formas de contemplación del cuerpo en el cementerio

[14] «Además, monjes, el monje compara este mismo cuerpo con el cuerpo arrojado al suelo del cementerio, muerto desde hace un día, o dos días, o tres días; hinchado, lívido y putrefacto de esta manera: ‘Este cuerpo mío tiene la misma naturaleza, alguna vez será igual a aquel cuerpo y no está exento de este destino’ (1).
[15] «De esta manera mora contemplando el cuerpo como cuerpo internamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo externamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo de ambas formas: interna y externamente… Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así también, monjes, cómo el monje mora contemplando el cuerpo como cuerpo.
[16] «Además, monjes, el monje compara este mismo cuerpo con el cuerpo arrojado al suelo del cementerio devorado por los cuervos, halcones, buitres, perros, chacales o por las distintas clases de gusanos de esta manera: ‘Este cuerpo mío tiene la misma naturaleza, alguna vez será igual a aquel cuerpo y no está exento de este destino’.
[17] «…Es así también, monjes, cómo el monje mora contemplando el cuerpo como cuerpo (2).
[18-24] «Además, monjes, el monje compara este mismo cuerpo con el cuerpo arrojado al suelo del cementerio, reducido a un esqueleto con algo de carne y sangre, unido tan sólo por los tendones… (3) …reducido a un esqueleto sin carne y manchado por sangre, unido tan solo por los tendones… (4) …reducido a un esqueleto sin carne ni sangre, unido tan sólo por los tendones… (5) …reducido a huesos sueltos esparcidos en todas direcciones -aquí el hueso de la mano, allí el hueso del pie, aquí la espina dorsal, allí el hueso del muslo, aquí la pelvis, allí el hueso de la espalda, aquí el hueso del brazo, allí el hueso del hombro, aquí el hueso del cuello, allí la mandíbula, aquí el diente, allí el cráneo- de esta manera: ‘Este cuerpo mío tiene la misma naturaleza, alguna vez será igual a aquel cuerpo y no está exento de este destino’.
[25] «…Es así también, monjes, cómo el monje mora contemplando el cuerpo como cuerpo (6).
[26-30] «Además, monjes, el monje compara este mismo cuerpo con el cuerpo arrojado al suelo del cementerio reducido a huesos blanqueados, de color blanco como el de una concha… (7) …reducido a huesos amontonados de más de un año… (8) …reducido a huesos rotos y desmoronados y hechos polvo, – de esta manera: ‘Este cuerpo mío tiene la misma naturaleza, alguna vez será igual a aquel cuerpo y no está exento de este destino’.
[31] «De esta manera mora contemplando el cuerpo como cuerpo internamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo externamente, o mora contemplando el cuerpo como cuerpo de ambas formas: interna y externamente. Mora contemplando la naturaleza del surgimiento en el cuerpo, o mora contemplando la naturaleza del cese en el cuerpo, o mora contemplando ambas cosas: la naturaleza del surgimiento y la naturaleza del cese en el cuerpo. O, siendo consciente de que ‘he aquí el cuerpo’, simplemente se establece en él en la medida necesaria para un conocimiento descubierto y la atención consciente. Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así también, monjes, cómo el monje mora contemplando el cuerpo como cuerpo.
2. VEDANUPASSANA – CONTEMPLACIÓN DE LAS SENSACIONES
[32] «Y ¿cómo, monjes, el monje mora contemplando las sensaciones como sensaciones? He aquí, monjes, cuando el monje siente una sensación agradable, entiende así: ‘siento una sensación agradable’; cuando siente una sensación dolorosa, entiende así: ‘siento una sensación dolorosa’; cuando siente una sensación que no es agradable ni dolorosa, entiende así: ‘siento una sensación que no es agradable ni dolorosa’. Cuando siente una sensación agradable mundana, entiende así: ‘siento una sensación agradable mundana’; cuando siente una sensación agradable espiritual, entiende así: ‘siento una sensación agradable espiritual’; cuando siente una sensación dolorosa mundana, entiende así: ‘siento una sensación dolorosa mundana’; cuando siente una sensación dolorosa espiritual, sabe: ‘siento una sensación dolorosa espiritual’; cuando siente una sensación mundana que no es dolorosa ni agradable, entiende así: ‘siento una sensación mundana que no es dolorosa ni agradable’; cuando siente una sensación espiritual que no es dolorosa ni agradable, entiende así: ‘siento una sensación espiritual que no es dolorosa ni agradable’.
[33] «De esta manera mora contemplando las sensaciones como sensaciones internamente, o mora contemplando las sensaciones como sensaciones externamente, o mora contemplando las sensaciones como sensaciones de ambas formas: interna y externamente. Mora contemplando la naturaleza del surgimiento en las sensaciones, o mora contemplando la naturaleza del cese en las sensaciones, o mora contemplando ambas cosas: la naturaleza del surgimiento y la naturaleza del cese en las sensaciones. O, siendo consciente de que ‘he aquí las sensaciones’, simplemente se establece en ellas en la medida necesaria para un conocimiento descubierto y la atención consciente. Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así, monjes, cómo el monje mora contemplando las sensaciones como sensaciones.
3. CITTANUPASSANA – CONTEMPLACIÓN DE LA MENTE
[34] «Y, ¿cómo, monjes, el monje mora contemplando la mente como mente? He aquí, monjes, el monje entiende la mente afectada por la lujuria, como mente afectada por la lujuria y la mente no afectada por la lujuria, como mente no afectada por la lujuria. Él entiende la mente afectada por el odio como mente afectada por el odio y la mente no afectada por el odio como mente no afectada por el odio. Él entiende la mente afectada por la falsa ilusión como mente afectada por la falsa ilusión y la mente no afectada por la falsa ilusión como mente no afectada por la falsa ilusión. Él entiende la mente contraída como mente contraída y la mente distraída como mente distraída. Él entiende la mente exaltada como mente exaltada y la mente no exaltada como mente no exaltada. Él entiende la mente superada como mente superada y la mente no superada como mente no superada. Él entiende la mente concentrada como mente concentrada y la mente desconcentrada como mente desconcentrada. Él entiende la mente liberada como mente liberada y la mente no liberada como mente no liberada.
[35] «De esta manera mora contemplando la mente como mente internamente, o mora contemplando la mente como mente externamente, o mora contemplando la mente como mente de ambas formas: interna y externamente. Mora contemplando la naturaleza del surgimiento en la mente, o mora contemplando la naturaleza del cese en la mente, o mora contemplando ambas cosas: la naturaleza del surgimiento y la naturaleza del cese en la mente. O, siendo consciente de que ‘he aquí la mente’, simplemente se establece en ella en la medida necesaria para un conocimiento descubierto y la atención consciente. Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así, monjes, como el monje mora contemplando la mente como mente.
4. DHAMMANUPASSANA – CONTEMPLACIÓN DE LOS OBJETOS MENTALES
[36] «Y ¿cómo, monjes, el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales?

4.1. Dhammanupassananivaranapabba – Sección con la contemplación de los objetos mentales a través de los cinco obstáculos

«He aquí, monjes, el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de los cinco obstáculos. Y ¿cómo, monjes, el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de los cinco obstáculos? He aquí, monjes, cuando hay un deseo sensual en el monje, él entiende así: ‘hay un deseo sensual en mí’; o cuando no hay deseo sensual en él, entiende así: ‘no hay deseo sensual en mí’. Y también entiende cómo llega a ser el surgimiento del deseo sensual no surgido, y entiende cómo llega a ser el abandono del deseo sensual surgido, y entiende cómo llega a ser el futuro no surgimiento del deseo sensual abandonado (1).
«Además, monjes, cuando hay animadversión en el monje (2)… indolencia y letargo (3)… preocupación y remordimiento (4)… la duda en el monje, entiende así: ‘hay duda en mí’; o cuando no hay duda en él, entiende así: ‘no hay duda en mí’. Y también entiende cómo llega a ser el surgimiento de la duda no surgida, y entiende cómo llega a ser el abandono de la duda surgida, y entiende cómo llega a ser el futuro no surgimiento de la duda abandonada (5).
[37] «De esta manera mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales internamente, o mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales externamente, o mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales de ambas formas: interna y externamente. Mora contemplando la naturaleza del surgimiento en los objetos mentales, o mora contemplando la naturaleza del cese en los objetos mentales, o mora contemplando ambas cosas: la naturaleza del surgimiento y la naturaleza del cese en los objetos mentales. O, siendo consciente de que ‘he aquí los objetos mentales’, simplemente se establece en ellos en la medida necesaria para un conocimiento descubierto y la atención consciente. Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así, monjes, cómo el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de los cinco obstáculos.

4.2. Dhammanupassanakhandhapabba – Sección con la contemplación de los objetos mentales a través de los cinco cúmulos

[38] «Además, monjes, el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de los cinco cúmulos del apego. Y, ¿cómo, monjes, el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de los cinco cúmulos del apego? He aquí, monjes, el monje entiende esto: ‘Ésta es la forma material, éste es su origen y ésta es su desaparición; ésta es la sensación, éste es su origen y ésta es su desaparición; ésta es la percepción, éste es su origen y ésta es su desaparición; éstas son las formaciones, éste es su origen y ésta es su desaparición; éstos son los estados de conciencia, éste es su origen y ésta es su desaparición’.
[39] «De esta manera mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales internamente, o mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales externamente, o mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales de ambas formas: interna y externamente… Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así, monjes, cómo el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de los cinco cúmulos.

4.3. Dhammanupassanaayatanapabba – Sección con la contemplación de los objetos mentales a través de las bases de los sentidos

[40] «Además, monjes, el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de las seis bases internas y externas de los sentidos. Y ¿cómo, monjes, el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de las seis bases internas y externas de los sentidos? He aquí, monjes, el monje entiende el ojo, entiende las formas y entiende la atadura que surge dependiendo de ambos; además, entiende también cómo llega a ser el surgimiento de la atadura no surgida, cómo llega a ser el abandono de la atadura surgida y cómo llega a ser el futuro no surgimiento de la atadura abandonada.
«Además, monjes, el monje entiende el oído, entiende los sonidos… entiende la nariz, entiende los olores… entiende la lengua, entiende los sabores… entiende el cuerpo, entiende las sensaciones táctiles… entiende la mente, entiende los objetos mentales y entiende la atadura que surge dependiendo de ambos; además, entiende también cómo llega a ser el surgimiento de la atadura no surgida, cómo llega a ser el abandono de la atadura surgida y cómo llega a ser el futuro no surgimiento de la atadura abandonada.
[41] «De esta manera él mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales internamente, o mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales externamente, o mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales de ambas formas: interna y externamente… Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así, monjes, cómo el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de las seis bases internas y externas de los sentidos.

4.4. Dhammanupassanabojjhangapabba – Sección con la contemplación de los objetos mentales a través de los factores del despertar

[42] «Además, monjes, el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de los siete factores del despertar. Y ¿cómo, monjes, el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de los siete factores del despertar? He aquí, monjes, estando el factor del despertar de la atención consciente presente en él, el monje entiende esto: ‘he aquí que el factor del despertar de la atención consciente está presente en mí’; o, estando el factor del despertar de la atención consciente ausente en él, el monje entiende esto: ‘he aquí que el factor del despertar de la atención consciente está ausente en mí’; además, entiende también cómo llega a ser el surgimiento del factor del despertar de la atención consciente surgido y cómo el factor del despertar de la atención consciente surgido llega a su pleno desarrollo.
«Además, monjes, estando el factor del despertar de la investigación de los estados presente en él… estando el factor del despertar de la energía presente en él… estando el factor del despertar del arrobamiento presente en él… estando el factor del despertar de la tranquilidad presente en él… estando el factor del despertar de la concentración presente en él… estando el factor del despertar de la ecuanimidad presente él, el monje entiende esto: ‘he aquí que el factor del despertar de la ecuanimidad está presente en mí’; o, estando el factor del despertar de la ecuanimidad ausente en él, el monje entiende esto: ‘he aquí que el factor del despertar de la ecuanimidad está ausente en mí’; además, entiende también cómo llega a ser el surgimiento del factor del despertar de la ecuanimidad surgido y cómo el factor del despertar de la ecuanimidad surgido llega a su pleno desarrollo.
[43] «De esta manera él mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales internamente, o mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales externamente, o mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales de ambas formas: interna y externamente… Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así, monjes, cómo el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de los siete factores del despertar.

4.5. Dhammanupassanasaccapabba – Sección con la contemplación de los objetos mentales a través de las Verdades

[44] «Además, monjes, el monje mora contemplando los objetos mentales en los objetos mentales en términos de las Cuatro Nobles Verdades. Y ¿cómo, monjes, el monje mora contemplando los objetos mentales en los objetos mentales en términos de las Cuatro Nobles Verdades? He aquí, monjes, el monje entiende tal como realmente es: ‘este es el sufrimiento’; entiende tal como realmente es: ‘este es el origen del sufrimiento’; entiende tal como realmente es: ‘este es el cese del sufrimiento’ y entiende tal como realmente es: ‘este es el sendero que conduce al cese del sufrimiento’.
[45] «De esta manera mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales internamente, o mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales externamente, o mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales de ambas formas: interna y externamente. Mora contemplando la naturaleza del surgimiento en los objetos mentales, o mora contemplando la naturaleza del cese en los objetos mentales, o mora contemplando ambas cosas: la naturaleza del surgimiento y la naturaleza del cese en los objetos mentales. O, siendo consciente de que ‘he aquí los objetos mentales’, simplemente se establece en ellos en la medida necesaria para un conocimiento descubierto y la atención consciente. Y mora con independencia, no apegado a nada en el mundo. Es así, monjes, cómo el monje mora contemplando los objetos mentales como objetos mentales en términos de las Cuatro Nobles Verdades.
[CONCLUSIÓN]
[46] [1] «Monjes, cualquiera que desarrollase estos cuatro establecimientos de la atención consciente de esta manera durante siete años, podría esperar uno de estos dos frutos: el conocimiento final aquí y ahora o, si aún quedara rastro del apego alguno, el no-retorno.
«Aún si no fueran siete años, monjes. Cualquiera que desarrollase estos cuatro establecimientos de la atención consciente de esta manera durante seis años… cinco años… cuatro años… tres años… dos años… un año, podría esperar uno de estos dos frutos: el conocimiento final aquí y ahora o, si aún quedara rastro del apego alguno, el no-retorno.
«Aún si no fuera un año, monjes. Cualquiera que desarrollase estos cuatro establecimientos de la atención consciente de esta manera durante los siete meses… seis meses… cinco meses… cuatro meses… tres meses… dos meses… un mes… la mitad del mes, podría esperar uno de estos dos frutos: el conocimiento final aquí y ahora o, si aún quedara rastro del apego alguno, el no-retorno.
«Aún si no fuera la mitad del mes, monjes. Cualquiera que desarrollase estos cuatro establecimientos de la atención consciente de esta manera durante siete días, podría esperar uno de estos dos frutos: el conocimiento final aquí y ahora o, si aún quedara rastro de apego alguno, el no-retorno.
[47] «Y fue con referencia a esto que se ha dicho: ‘Monjes, este es el camino directo para la purificación de los seres, para la superación de la pena y las lamentaciones, para la desaparición del dolor y de la aflicción, para alcanzar el recto sendero, para la realización del Nibbana, es decir, los cuatro establecimientos de la atención consciente'».
Esto fue lo que dijo el Bienaventurado y los monjes fueron satisfechos y se deleitaron en las palabras del Bienaventurado.

*Traducción de Isidatta para Bosque Theravada, bajo licencia Creative Commons

 

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Las ventajas de la meditación activa https://elbudacurioso.com/2014/05/13/ventajas-meditacion-activa/ https://elbudacurioso.com/2014/05/13/ventajas-meditacion-activa/#comments Tue, 13 May 2014 09:01:36 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=396 Mulla Nasrudin fue a ver a su médico. Entró tosiendo. El médico le dijo: – ¿Todavía tosiendo? Pero parece que la tos suena mejor. A lo que Nasrudin contestó: – Normal, me he pasado toda la noche practicando. No se... Seguir leyendo →

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Mulla Nasrudin fue a ver a su médico. Entró tosiendo. El médico le dijo:
– ¿Todavía tosiendo? Pero parece que la tos suena mejor.
A lo que Nasrudin contestó:
– Normal, me he pasado toda la noche practicando.

No se a ti, pero a mí me cuesta muchísimo eso de apartarme del mundo por un momento y sentarme a meditar. Incluso después de meses de práctica. De hecho, en muchas ocasiones, a los pocos minutos ya me he vuelto a levantar. Casi siempre encuentro una razón para no continuar. Y aun así, me paso el día meditando.
Soy una persona introspectiva por naturaleza. Da igual dónde, cómo y por qué, pero mi cabeza es desde siempre un runrun continuo que analiza el cómo y el por qué de todo. Continuamente. De manera involuntaria. Hasta el hartazgo. Esto no tiene nada que ver con el budismo ni con la meditación en sí: soy así y punto. Llego a tales extremos en los que me aíslo por completo del mundo que me rodea, continuamente, lo cual me ha supuesto enormes dificultades siempre: atender en clase era para mi un reto. No es que me aburriese como los superdotados, yo más bien era simplemente un tonto pensante. Mi mente ha ido y venido siempre a su antojo, viéndome controlado impulsivamente por lo que en ella en ese momento pasaba, sin o con muy poco control sobre tal situación.
¿Y qué tiene esto que ver con lo de meditar activamente? Pues que desde que me inicié en esto del budismo, y especialmente desde que me leí mi primer libro de Yongey Mingur Rimpoche, he conseguido que ese inevitable pensar funcione de otra manera.
Ahora no me dejo dominar por ese continuo torrente de pensamientos e ideas que asalta mi mente. No lo intento parar tampoco, simplemente lo dejo fluir y observo como cada uno de esos pensamientos surge y desaparece. Observo cómo me debería influir, los cambios que debería producir en mí, etc.. pero no me dejo influir ni cambiar por cada uno de ellos: simplemente los observo con ánimo impasible e imparcial. O al menos, lo intento. Aunque mi control mental no es ni mucho menos absoluto, ha aumentado significativamente desde que empecé a meditar conscientemente.
Claro que me sigo dejando llevar por mis sentimientos, lo que ha cambiado es hasta dónde me dejo llevar por ellos y por cuánto tiempo. Sigo enfadándome cuándo algo no sale, sintiendo miedo o inseguridad cuando pienso en algo que podría o no pasar, alegrándome cuando algo sale, etc… Pero tal y como esos sentimientos aparecen, sean negativos o positivos, empiezo a trabajar sobre ellos, a meditar sobre ellos. Y cada vez los domino más, hasta conseguir que disminuyan notablemente, a veces, hasta que desaparezcan.
En fin, seguro que a muchos pueda parecerles esquizofrénico lo que digo, pero ahora soy YO la mente que piensa, y no simplemente el sujeto que experimenta estos pensamientos. Y hay un gran matiz entre ambas cosas.
Se trata simplemente de ser plenamente consciente, durante cada acto del día, de tu cuerpo, mente y entorno. De analizar imparcialmente (en la medida de lo posible) cada sentimiento, cada idea, cada palabra. No para emitir un juicio, sino para ser plenamente consciente de su causa y efecto. De mantener la serenidad en todo momento. Nada nuevo; algunos lo llaman mindfulness. Tampoco se trata de reprimir, sino simplemente de ser consciente, tal y como Buda decía, de que «eso no soy yo, ese no es mi Yo» (ver No-yo, Reflexión Nocturna).
Contemplación, contemplación y contemplación.
¿Para qué seguir entonces intentando sentarme a meditar? ¿No lo hago ya a todas horas del día? ¿Cómo sentarme para empezar a hacer algo que ya llevo haciendo todo el día? Y pensando en esto he topado con unas palabras de Osho que dicen así:

No trates de ser pasivo. ¿Cómo puedes tratar de ser pasivo? Puedes sentarte como un buda, pero esa pasividad será sólo superficial. En el fondo estarás intranquilo, hirviendo, como un volcán; en cualquier momento puedes entrar en erupción. Puedes forzar al cuerpo a sentarse en silencio; ¿pero cómo vas a forzar al ser? El ser es y es y es. Es por eso que no puedes dejar de pensar. La gente se sienta en zazen durante años, durante veinte, veinticinco años, seis horas seguidas cada día, tan sólo para tratar de silenciar la mente, y continúa esforzándose y esforzándose.
– El libro de la Nada, Osho

Y también me he acordado de estas palabras de Sosan (Seng-ts’an):

Cuando intentas parar el movimiento para conseguir serenidad,
el mero esfuerzo te llena de actividad.

@ElBudaCurioso

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El Mindfulness en verso https://elbudacurioso.com/2014/04/01/el-mindfulness-en-verso/ https://elbudacurioso.com/2014/04/01/el-mindfulness-en-verso/#comments Tue, 01 Apr 2014 07:10:23 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=346 Hace unos dos milenios y medio que Buda mostró la importancia que tenía la plena atención en cada uno de nuestros actos y pensamientos cotidianos. Su intención con ello era crear la base mental necesaria para la correcta comprensión de la realidad, pues sólo con... Seguir leyendo →

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Hace unos dos milenios y medio que Buda mostró la importancia que tenía la plena atención en cada uno de nuestros actos y pensamientos cotidianos. Su intención con ello era crear la base mental necesaria para la correcta comprensión de la realidad, pues sólo con una atención plena podemos captar todos los fenómenos tal y como en realidad ocurren: su surgimiento, las causas de su surgir, su cese y las causas de su cesar.
Esta capacidad de atención plena nos haría conscientes del carácter impermanente de todo lo mundano y de cómo nuestro apego por ello es la causa de nuestro sufrimiento. Aunque quizá esto se entienda mejor leyendo los post sobre el deseo y el sufrimiento o sobre las Cuatro Nobles Verdades.
Hoy en día la psicología ha dado a la práctica de la atención plena el nombre de mindfulness, separándola a veces casi por completo del budismo que la originó (lo cual no es malo ni me quejo en absoluto al respecto), y algunos pocos la presentan a veces como algo totalmente nuevo y revolucionario (de lo cual tampoco me quejo, simplemente me sorprende un poco), un avance de la psicología que nos va a permitir a todos ser más felices y, sobre todo, más productivos.
Si todavía no sabes muy bien de qué va esto del Mindfulness, te recomiendo leer a José Sánchez-Mota, especialmente su post sobre Mindfulness y liberación del sufrimiento, en el que escribe lo que para mi es una de las explicaciones más claras y concisas al respecto: <<La finalidad del entrenamiento en mindfulness o atención plena es lograr la visión clara de las cosas tal como son, libres del ciclo ininterrumpido de procesos mentales condicionados, del apego y del rechazo>>. 
Para entender exactamente lo que Buda predicaba, te recomiendo leer el discurso sobre los establecimientos de la atención consciente publicado en Bosque Theravada, y del cual te dejo aquí un fragmento:

<<Así mismo, monjes, un monje actúa con plena lucidez en todo lo que hace, ya sea yendo o viniendo, mirando adelante o mirando a su alrededor, encogiéndose o estirándose, llevando la túnica, el cuenco y el manto, comiendo, bebiendo, masticando, saboreando, defecando u orinando, caminando, de pie, sentado, dormido, despierto, hablando o en silencio, actúa con plena lucidez>>.

¿Y, bueno, a qué venía lo del «en verso» del título? Pues a que toda esta reflexión se me ha ocurrido mientras releía estos versos en otro de los discursos de Buda, concretamente el del solitario feliz (según la traducción de Solé-Leris y Vélez de Cea en su libro Majjhima Nikaya. Puedes leer otra traducción un tanto distinta en Bosque Theravada) y el cual escribo a continuación:

Que nadie persiga el pasado
ni viva esperando el futuro;
porque el pasado ya no es
y el futuro aun está por ser.
Lo que hay que ver cabalmente
es lo que surge en cada momento.
Sabido esto, perseverad
invencibles e imperturbables.
Hoy hay que hacer el esfuerzo,
¿Quién sabe si mañana no llega la muerte?
Con el señor de la muerte y sus grandes huestes no se pacta,
pero al que así persevera
fervoroso día y noche,
a ése el sabio pacífico
le llama el solitario feliz.

No creo que haga falta comentario, pues dejan bien claro, a mi modo de ver, la importancia de vivir el momento con plena atención, lo llamemos mindfulness o como nos de la gana.
Por cierto, aquí te pu puedes descargar un magnífico texto sobre mindfulness escrito por el venerable Dr. Khammai Dhammasami, un monje budista theravada: La meditación Mindfulness, fácil.
@ElBudaCurioso

Foto: vgm8383

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Fúndete https://elbudacurioso.com/2014/03/28/fundete/ Fri, 28 Mar 2014 10:44:17 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=341 Ahora es el momento, así que siéntate en una postura cómoda y relájate, vas a meditar hasta fundirte con tu entorno. Da igual si lo haces en una silla, en el suelo, en la postura del loto o donde te de la... Seguir leyendo →

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Ahora es el momento, así que siéntate en una postura cómoda y relájate, vas a meditar hasta fundirte con tu entorno. Da igual si lo haces en una silla, en el suelo, en la postura del loto o donde te de la gana. Tampoco importa si estás en tu casa o en la más verde de todas las praderas. Con la espalda recta pero sin tensarla, presta unos instantes de atención:
Mantén durante un momento la atención en tu cuerpo. Siente el contacto con la superficie sobre la que estás sentado. Siente cómo tus miembros se relajan poco a poco hasta acomodarse a la nueva postura, o cómo se tensan para mantenerla… (si pasa lo segundo, adopta una postura más natural). Se plenamente consciente de todos tus miembros y sentidos, y de las sensaciones que estos te aportan: el frío o calor de la superficie sobre la que te sientas, el ruido que percibes, el ambiente que te rodea, etc.. Primero escanea tu cuerpo miembro por miembro, siendo consciente tanto de su exterior como de su interior, y luego se consciente de la totalidad de tu cuerpo. 
MeditacionPresta atención ahora a lo que pasa en tu mente. Deja que los pensamientos e ideas surjan, fluyan y desaparezcan de manera natural. No intentes controlar lo que piensas ni dejar de pensar, simplemente observa. Probablemente tu mente sea un torrente de ideas, recuerdos, sentimientos y emociones. O probablemente tengas la mente serena y no haya tal torrente. En cualquier caso, observa y se consciente de lo que en tu mente se produce. Si alguna de esas ideas capta tu atención y sin darte cuenta empiezas a reflexionar, simplemente deja de hacerlo y espera que dicha idea vuelva a desaparecer. No te impacientes. No te agobies. Relájate y sé compasivo contigo mismo.
Si te cuesta concentrarte prestando atención a tu cuerpo o a tu mente, hazlo con tu respiración: no la fuerces la respiración, sigue respirando tal y como lo harías de forma involuntaria, pero se consciente de ella. Siente como el aire entra por tu nariz y pasa a tus pulmones. Siente como tus músculos se mueven en el proceso. Siente como el aire vuelve a salir. También puedes contar mentalmente cada una de las respiraciones  que vas haciendo: 1, inhalo, exhalo… 2, inhalo, exhalo… etc.. pero siempre de forma natural.
Ahora piensa atentamente que el aire que respiras y que llena tus pulmones y tu sangre es el aire de la habitación en la que estás. Si la habitación no son sólo las cuatro paredes, sino el área que forman junto con el aire o vacío que contiene dentro, se podría decir que tu estás dentro de la habitación, pero la habitación también está dentro de ti.

Se moldea la arcilla para hacer la vasija,
pero de su vacío depende el uso de la vasija.
Se abren puertas y ventanas en los muros de una casa,
y es el vacío lo que permite habitarla.
– Tao Te King

Es más, el oxígeno que antes formaba parte del aire de esa habitación, ahora forma parte de tu cuerpo, pues tus pulmones lo han introducido en tu sangre, a la vez que ha expulsado el dióxido de carbono que formaba tu sangre y ahora éste forma parte del aire de la habitación . La habitación ahora es parte de ti, y tu eres parte de ella. ¿Se podría realmente distinguir entre tú y la habitación? Quizá te ayude este post sobre la vacuidad.
Reflexiona sobre esto atentamente: no hay verdadera diferencia entre el aire que te rodea y tú. La frontera entre tu cuerpo y el exterior empieza a desaparecer. Todo es uno. Siente el peso del aire que te rodea y piensa que parte de lo que ahora es ese aire antes era parte de tu cuerpo, era tu «yo», y pronto volverá a serlo. Siente como el calor que tu cuerpo genera es transmitido a la habitación, o como el calor que hay en ella es transmitido al tuyo. Hasta el ruido que tu cuerpo genera ahora se ha mezclado inevitablemente con el ruido que hay en en el exterior.
Todo es uno… No hay fronteras… No hay división…Sólo la consciencia que lo percibe todo es real, creando y concibiendo el mundo a su manera.
Permanece relajado, no pierdas la atención y fúndete con tu entorno.
@ElBudaCurioso

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Atención a la mente https://elbudacurioso.com/2014/02/26/atencion-a-la-mente/ https://elbudacurioso.com/2014/02/26/atencion-a-la-mente/#comments Wed, 26 Feb 2014 12:29:54 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=28 Son tres los requisitos fundamentales para meditar: voluntad, relajación y concentración. La voluntad ya la tienes, pues estás leyendo esto. En cuanto a la relajación y la concentración, se consiguen practicando. La concentración se define, según la RAE, como la... Seguir leyendo →

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Son tres los requisitos fundamentales para meditar: voluntad, relajación y concentración. La voluntad ya la tienes, pues estás leyendo esto. En cuanto a la relajación y la concentración, se consiguen practicando.


La concentración se define, según la RAE, como la atención o reflexión profunda. En la meditación analítica sólo buscamos practicar la atención profunda, sin caer en la reflexión sobre lo meditado. Es decir, en la meditación no analítica se trata simplemente de relajar nuestra actividad mental hasta el punto necesario para poder dirigir toda nuestra atención hasta algún objeto o fenómeno dado, como pueden ser una figurita de Buda o simplemente nuestra respiración.

Vayamos al grano con un ejemplo de la que, para mí, es la meditación más sencilla del mundo: la atención a la mente.

Si estás leyendo esto, estás probablemente sentado delante de tu PC, tablet, móvil o microondas con internet. En todo caso, estás sentado. Si no lo estás, búscate una silla y siéntate. Una vez sentado, busca una postura cómoda, en la que no estés tan cómodo para dormirte pero en la que estés los suficientemente cómodo como para que tu cuerpo no suponga un estorbo para tu concentración. Importante es que tengas la espalda recta (cómodamente recta, tampoco hace falta exagerar) y que la postura no te cause dificultades para respirar. Si es posible reducir el ruido externo, hazlo.

Apaga la tele, pon el móvil en silencio, cierra la ventana, etc.. Si no, tampoco pasa nada. Respecto a los ojos, al gusto del consumidor. Lo ideal es dejarlos entreabiertos, pero al principio puede resultar mucho más fácil si los mantenemos cerrados.

Una vez cómodamente sentado, con la espalda recta y respirando de manera totalmente normal, relájate. ¿Cómo? Observando tu propia mente. Como he dicho unos párrafos atrás, meditar no es no pensar, si no todo lo contrario. Ni somos Zombis ni pretendemos serlo, y como la actividad natural de nuestra mente es producir pensamientos, vamos a dejar que naturalmente haga su tarea. Nosotros simplemente vamos a observar cómo lo hace.

Y, paradójicamente, eso lo vamos a conseguir intentando no pensar en nada. Tras unos momentos (dependiendo de la persona y sus circunstancias puede tardar más o tardar menos) comprobaremos que somos totalmente incapaces de no pensar en nada. Nuestra mente nos va a avasallar con miles de ideas, sensaciones y demás. Nosotros vamos simplemente a observar como esos pensamientos aparecen y vamos a no adentrarnos en ellos, sino que vamos a observar como vuelven a desaparecer y a aparecer otros nuevos. Si de repente nos viene un pensamiento del tipo <<¡Que no se me olvide que tengo que comprar huevos!>>, no vamos a darle cuerda a dicho pensamiento y a intentar recordar que necesitamos los huevos para la tortilla que queremos hacer mañana y que para ello tenemos que ir al supermercado pero cierra a las nosequé horas y antes tenemos también que hacer no se qué más y patatín patatán… NO. Simplemente vemos (metafóricamente) aparecer el pensamiento y lo dejamos desvanecerse. Si no somos capaces (que no lo seremos, especialmente al principio) no pasa absolutamente nada. Tómatelo con filosofía y vuelve a intentarlo.

Cada persona es un mundo, e incluso la misma persona puede tener experiencias muy diferentes dependiendo de sus circunstancias en el momento de la meditación pero, por norma general, vamos a comprobar dos cosas: que nuestra mente es verdaderamente inquieta y que nuestra capacidad de atención es nula. Como he dicho anteriormente, la mayoría de los primeros intentos van a acabar a los varios segundos cuando nos demos cuenta de que, en vez de observar nuestra mente, nos hemos adentrado en cualquiera de las ideas que han surgido.

¡Enhorabuena! Ya has empezado a meditar. Da igual cuanto tiempo hayas aguantado, lo importante es que lo has hecho, o mejor aun, lo importante es que has querido hacerlo.

Por supuesto esto no es todo, pero antes de pasar a otras fases de la meditación y perseguir objetivos más “elaborados” (por decirlo de algún modo), tenemos que ser capaces de relajarnos y dirigir nuestra atención hacia donde queramos, y eso es precisamente lo que hemos hecho hoy. Nos hemos relajado y hemos dirigido nuestra atención hacia nuestra propia mente. Si fuese un poco más místico, diría que “hemos entrado en contacto con nuestro espíritu”.

Ahora simplemente tenemos que practicar. Hazlo cuando quieras, pero practica. En la oficina, en el metro, en el sillón de tu casa o en la sala de espera del dentista. Eso sí, te doy dos consejos:

Cuando quieras. No te obligues a practicar la meditación. Practica sólo cuando verdaderamente te apetezca. Obligándote corres el riesgo de que la meditación acabe pareciéndote una más de las tantas odiosas tareas que a diario tienes que hacer. Además, ten en cuenta que la mente parece que tiene voluntad propia. Habrá días que es indomable y que, por lo tanto, es mejor dejarlo, pues además de inútil puede ser contraproductivo.

El tiempo que quieras. La regla de oro es: “mejor poco tiempo pero con frecuencia”. No hace falta estar largos periodos sentado meditando, mejor unos pocos minutos productivos que varias horas peleándonos con nuestra propia mente.

Si te ha resultado difícil el observar tu mente, no te preocupes, hay otros métodos con los que aprender a dirigir tu atención, y te los enseño en el siguiente post.

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