{"id":240,"date":"2014-03-18T09:34:09","date_gmt":"2014-03-18T08:34:09","guid":{"rendered":"https:\/\/elbudacurioso.com\/?p=240"},"modified":"2020-09-26T13:04:46","modified_gmt":"2020-09-26T13:04:46","slug":"practica-de-meditacion-la-compasion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/elbudacurioso.com\/2014\/03\/18\/practica-de-meditacion-la-compasion\/","title":{"rendered":"Pr\u00e1ctica de meditaci\u00f3n: la compasi\u00f3n"},"content":{"rendered":"
Ley\u00e9ndome Crimen y castigo,<\/em> la famosa novela de Dostojewski, llegu\u00e9 a una parte en la que el protagonista tiene un sue\u00f1o -o pesadilla mejor dicho- en el que, aun siendo un ni\u00f1o, es testigo de una escena siniestra: un caballo es apaleado hasta la muerte por una panda de borrachos. El sue\u00f1o es el siguiente<\/strong> (si no tienes demasiadas ganas de leer, no es imprescindible, basta con leer arriba la descripci\u00f3n del sue\u00f1o y de los personajes y saltar a la parte de la meditaci\u00f3n):<\/strong><\/p>\n Ante la puerta hay un raro veh\u00edculo, una de esas enormes carretas de las que suelen tirar robustos caballos y que se utilizan para el transporte de barriles de vino y toda clase de mercanc\u00edas. Raskolnikof se deleitaba contemplando estas hermosas bestias de largas crines y recias patas, que, con paso mesurado y natural y sin fatiga alguna, arrastraban verdaderas monta\u00f1as de carga. Incluso se dir\u00eda que andaban m\u00e1s f\u00e1cilmente enganchados a estos enormes veh\u00edculos que libres. Pero ahora, cosa extra\u00f1a, la pesada carreta tiene entre sus varas un caballejo de una delgadez lastimosa, uno de esos rocines de aldeano que \u00e9l ha visto muchas veces arrastrando grandes carretadas de madera o de heno y que los mujiks desloman a golpes, llegando a pegarles incluso en la boca y en los ojos cuando los pobres animales se esfuerzan en vano por sacar al veh\u00edculo de un atolladero. Este espect\u00e1culo llenaba de l\u00e1grimas sus ojos cuando era ni\u00f1o y lo presenciaba desde la ventana de su casa, de la que su madre se apresuraba a retirarlo. Mis meditaci\u00f3n al respecto:<\/strong> Cuando el rico le arrebata al pobre un bien que le pertenece (por ejemplo, un pr\u00edncipe que le quita al plebeyo su querida), se produce un error en el pobre: piensa que el oro debe ser muy abominable, puesto que le arrebata lo poco que posee. Pero el otro est\u00e1 lejos de darle un valor tan profundo a un solo bien, y, por tanto, no puede ponerse en el caso del pobre y no le hace tanto da\u00f1o como \u00e9ste cree. Ambos tienen una idea falsa el uno del otro. La injusticia del poderoso, que tanto nos irrita en la historia, no es tan grande como parece. [\u2026] Nosotros mismo, en tanto que insistimos, cuando la diferencia entre nosotros y otros seres es muy grande, no tenemos ya ning\u00fan sentimiento de injusticia, y matamos una mosca, por ejemplo, sin remordimientos<\/strong>. [\u2026] Suponemos involuntariamente que el autor y la v\u00edctima piensan y sienten de la misma manera, y, conforme a esta suposici\u00f3n, se mide la falta de uno por el dolor del otro.<\/strong><\/em><\/p><\/blockquote>\n Tras largo rato meditando sobre esto, pas\u00e9 como siempre a enfocarlo todo desde el punto de vista de la reencarnaci\u00f3n. Aunque me repugna este m\u00e9todo por los sentimientos de culpa que me produce, es, junto a la empat\u00eda, el m\u00e9todo que mejor me funciona. Intent\u00e9 poner ahora en la piel de los apaleadores a seres queridos. Intent\u00e9 pensar que, a causa de su ignorancia en tal vida eran capaz de hacer aquello. Intent\u00e9 imaginar que los apaleaba por venganza y lo que sentir\u00edan. En fin, repet\u00ed todo el proceso anterior poniendo a distintos seres queridos en piel de los apaleadores, hasta apagar el odio y sentir compasi\u00f3n por ellos. Ley\u00e9ndome Crimen y castigo, la famosa novela de Dostojewski, llegu\u00e9 a una parte en la que el protagonista tiene un sue\u00f1o -o pesadilla mejor dicho- en el que, aun siendo un ni\u00f1o, es testigo de una escena siniestra: un caballo… Seguir leyendo →<\/a><\/p>\n","protected":false},"author":2,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":[],"categories":[2,5,7],"tags":[28],"yoast_head":"\n
\nAl leerlo, adem\u00e1s de la repudia que sent\u00eda por lo ocurrido, lo que m\u00e1s me molest\u00f3 fue que, a pesar de que hac\u00eda tan s\u00f3lo unos d\u00edas hab\u00eda escrito una entrada sobre\u00a0la compasi\u00f3n<\/a>, experimentaba un fuerte sentimiento de\u00a0odio hacia los personajes que apaleaban al caballo, as\u00ed como ganas de aplicarles la misma violencia que usaban con \u00e9ste.\u00a0Esta situaci\u00f3n me record\u00f3 lo poco que sirve la sabidur\u00eda por s\u00ed sola si no se medita lo suficiente, pues a pesar de todos mis conocimientos<\/em>, segu\u00eda sin poder controlar mi mente ante tal escena.
\nRecord\u00e9 tambi\u00e9n, por cierto, un interesante post de Karma Dorje, \u00abOlvida tanta teor\u00eda, practica<\/a>\u00ab.
\nPues bien, \u00bfpor qu\u00e9 no empezar a practicar con el propio texto culpable de esta situaci\u00f3n? \u00bfy por qu\u00e9 no compartirlo despu\u00e9s con todo el que lo quiera leer? Lo que transcribo a continuaci\u00f3n es, por tanto, el fragmento en el que se narra el sue\u00f1o y mis reflexiones al respecto.
\nAntes de seguir, dividir\u00e9 en tres grupos a los principales protagonistas en el sue\u00f1o y, por tanto, en nuestra meditaci\u00f3n:<\/p>\n\n
\nDe pronto se oye gran algazara en la taberna, de donde se ve salir, entre cantos y gritos, un grupo de corpulentos mujiks embriagados, luciendo camisas rojas y azules, con la balalaika en la mano y la casaca colgada descuidadamente en el hombro.
\n– \u00a1Subid, subid todos! -grita un hombre todav\u00eda joven, de grueso cuello, cara mofletuda y tez de un rojo de zanahoria.- Os llevar\u00e9 a todos. \u00a1Subid!
\nEstas palabras provocan exclamaciones y risas.
\n– \u00bfCre\u00e9is que podr\u00e1 con nosotros ese esmirriado roc\u00edn?
\n– \u00bfHas perdido la cabeza, Mikolka? \u00a1Enganchar una bestezuela as\u00ed a semejante carreta!
\n– \u00bfNo os parece, amigos, que ese caballejo tiene lo menos veinte a\u00f1os?
\n– \u00a1Subid! \u00a1Os llevar\u00e9 a todos! vuelve a gritar Mikolka.
\nY es el primero que sube a la carreta. Coge las riendas y su corpach\u00f3n se instala en el pescante.
\n– El caballo bayo -dice a grandes voces- se lo llev\u00f3 hace poco Mathiev, y esta bestezuela es una verdadera pesadilla para m\u00ed. Me gusta pegarle, palabra de honor. No se gana el pienso que se come. \u00a1Hala, subid! lo har\u00e9 galopar, os aseguro que lo har\u00e9 galopar.
\nEmpu\u00f1a el l\u00e1tigo y se dispone, con evidente placer, a fustigar al animalito.
\n– Ya lo o\u00eds: dice que lo har\u00e1 galopar.
\n\u00a1\u00c1nimo y arriba! exclam\u00f3 una voz burlona entre la multitud.
\n– \u00bfGalopar? Hace lo menos diez meses que este animal no ha galopado.
\n– Por lo menos, os llevar\u00e1 a buena marcha.
\n– \u00a1No lo compadezc\u00e1is, amigos! \u00a1Coged cada uno un l\u00e1tigo! \u00a1Eso, buenos latigazos es lo que necesita esta calamidad!
\nTodos suben a la carreta de Mikolka entre bromas y risas. Ya hay seis arriba, y todav\u00eda queda espacio libre. En vista de ello, hacen subir a una campesina de cara rubicunda, con muchos bordados en el vestido y muchas cuentas de colores en el tocado. No cesa de partir y comer avellanas entre risas burlonas. La muchedumbre que rodea a la carreta r\u00ede tambi\u00e9n. Y, verdaderamente, \u00bfc\u00f3mo no re\u00edrse ante la idea de que tan escu\u00e1lido animal pueda llevar al galope semejante carga? Dos de los j\u00f3venes que est\u00e1n en la carreta se proveen de l\u00e1tigos para ayudar a Mikolka.
\nSe oye el grito de \u00abU \u00a1Arre!\u00bb y el caballo tira con todas sus fuerzas. Pero no s\u00f3lo no consigue galopar, sino que apenas logra avanzar al paso. Patalea, gime, encorva el lomo bajo la granizada de latigazos. Las risas redoblan en la carreta y entre la multitud que la ve partir. Mikolka se enfurece y se ensa\u00f1a en la pobre bestia, obstinado en verla galopar.
\n– \u00a1Dejadme subir tambi\u00e9n a m\u00ed, hermanos! -grita un joven, seducido por el alegre espect\u00e1culo.
\n– \u00a1Sube! \u00a1Subid! -grita Mikolka.- \u00a1Nos llevar\u00e1 a todos! Yo le obligar\u00e9 a fuerza de golpes… \u00a1Latigazos! \u00a1Buenos latigazos!
\nLa rabia le ciega hasta el punto de que ya ni siquiera sabe con qu\u00e9 pegarle para hacerle m\u00e1s da\u00f1o.
\n– Pap\u00e1, papa\u00edto -exclama Rodia.- \u00bfPor qu\u00e9 hacen eso? \u00bfPor qu\u00e9 martirizan a ese pobre caballito?
\n– V\u00e1monos, v\u00e1monos -responde el padre.- Est\u00e1n borrachos… As\u00ed se divierten, los muy imb\u00e9ciles… V\u00e1monos…, no mires…
\nE intenta llev\u00e1rselo. Pero el ni\u00f1o se desprende de su mano y, fuera de si, corre hacia la carreta. El pobre animal est\u00e1 ya exhausto. Se detiene, jadeante; luego empieza a tirar nuevamente… Est\u00e1 a punto de caer.
\n– \u00a1Pegadle hasta matarlo! -ruge Mikolka.- \u00a1Eso es lo que hay que hacer! \u00a1Yo os ayudo! – \u00a1T\u00fa no eres cristiano: eres un demonio! -grita un viejo entre la multitud. Y otra voz a\u00f1ade:
\n– \u00bfD\u00f3nde se ha visto enganchar a un animalito as\u00ed a una carreta como \u00e9sa? \u00a1Lo vas a matar!
\n– \u00a1Id al diablo! El animal es m\u00edo y puedo hacer con \u00e9l lo que me d\u00e9 la gana. \u00a1Subid, subid todos! \u00a1He de hacerlo galopar!
\nDe s\u00fabito, un coro de carcajadas ahoga la voz de Mikolka. El animal, aunque medio muerto por la lluvia de golpes, ha perdido la paciencia y ha empezado a cocear. Hasta el viejo, sin poder contenerse, participa de la alegr\u00eda general. En verdad, la cosa no es para menos: \u00a1dar coces un caballo que apenas se sostiene sobre sus patas…! Dos mozos se destacan de la masa de espectadores, empu\u00f1an cada uno un l\u00e1tigo y empiezan a golpear al pobre animal, uno por la derecha y otro por la izquierda.
\n– Pegadle en el hocico, en los ojos, \u00a1dadle fuerte en los ojos! -vocifera Mikolka.
\n– \u00a1Cantemos una canci\u00f3n, camaradas! -dice una voz en la carreta.- El estribillo ten\u00e9is que repetirlo todos.
\nLos mujiks entonan una canci\u00f3n grosera acompa\u00f1ados por un tamboril. El estribillo se silba. La campesina sigue partiendo avellanas y riendo con sorna. Rodia se acerca al caballo y se coloca delante de \u00e9l. As\u00ed puede ver c\u00f3mo le pegan en los ojos…, \u00a1en los ojos…! Llora. El coraz\u00f3n se le contrae.
\nRuedan sus l\u00e1grimas. Uno de los verdugos le roza la cara con el l\u00e1tigo. \u00c9l ni siquiera se da cuenta. Se retuerce las manos, grita, corre hacia el viejo de barba blanca, que sacude la cabeza y parece condenar el espect\u00e1culo. Una mujer lo coge de la mano y se lo quiere llevar. Pero \u00e9l se escapa y vuelve al lado del caballo, que, aunque ha llegado al l\u00edmite de sus fuerzas, intenta a\u00fan cocear.
\n– \u00a1El diablo te lleve! -vocifera Mikolka, ciego de ira.
\nArroja el l\u00e1tigo, se inclina y coge del fondo de la carreta un grueso palo. Sosteni\u00e9ndolo con las dos manos por un extremo, lo levanta penosamente sobre el lomo de la v\u00edctima.
\n– \u00a1Lo vas a matar! -grita uno de los espectadores.
\n– Seguro que lo mata -dice otro.
\n– \u00bfAcaso no es m\u00edo? -ruge Mikolka.
\nY golpea al animal con todas sus fuerzas. Se oye un ruido seco.
\n– \u00a1Sigue! \u00a1Sigue! \u00bfQu\u00e9 esperas? -gritan varias voces entre la multitud.
\nMikolka vuelve a levantar el palo y descarga un segundo golpe en el lomo de la pobre bestia. El animal se contrae; su cuarto trasero se hunde bajo la violencia del golpe; despu\u00e9s da un salto y empieza a tirar con todo el resto de sus fuerzas. Su prop\u00f3sito es huir del martirio, pero por todas partes encuentra los l\u00e1tigos de sus seis verdugos. El palo se levanta de nuevo y cae por tercera vez, luego por cuarta, de un modo regular. Mikolka se enfurece al ver que no ha podido acabar con el caballo de un solo golpe.
\n– \u00a1Es duro de pelar! -exclama uno de los espectadores.- Ya ver\u00e9is como cae, amigos: ha llegado su \u00faltima hora dice otro de los curiosos.
\n– \u00a1Coge un hacha! -sugiere un tercero.- \u00a1Hay que acabar de una vez!
\n– \u00a1No dec\u00eds m\u00e1s que tonter\u00edas! -brama Mikolka.- \u00a1Dejadme pasar!
\nArroja el palo, se inclina, busca de nuevo en el fondo de la carreta y, cuando se pone derecho, se ve en sus manos una barra de hierro.
\n– \u00a1Cuidado! -exclama.
\nY, con todas sus fuerzas, asesta un tremendo golpe al desdichado animal. El caballo se tambalea, se abate, intenta tirar con un \u00faltimo esfuerzo, pero la barra de hierro vuelve a caer pesadamente sobre su espinazo. El animal se desploma como si le hubieran cortado las cuatro patas de un solo tajo.
\n– \u00a1Acabemos con \u00e9l! -ruge Mikolka como un loco, saltando de la carreta.
\nVarios j\u00f3venes, tan borrachos y congestionados como \u00e9l, se arman de lo primero que encuentran l\u00e1tigos, palos, estacas y se arrojan sobre el caballejo agonizante. Mikolka, de pie junto a la v\u00edctima, no cesa de golpearla con la barra. El animalito alarga el cuello, exhala un profundo resoplido y muere.
\n– \u00a1Ya est\u00e1! -dice una voz entre la multitud.
\n– Se hab\u00eda empe\u00f1ado en no galopar. \u00a1Es m\u00edo! -exclama Mikolka con la barra en la mano, enrojecidos los ojos y como lament\u00e1ndose de no tener otra victima a la que golpear.
\n– Desde luego, t\u00fa no crees en Dios -dicen algunos de los que han presenciado la escena.
\nEl pobre ni\u00f1o est\u00e1 fuera de s\u00ed. Lanzando un grito, se abre paso entre la gente y se acerca al caballo muerto. Coge el hocico inm\u00f3vil y ensangrentado y lo besa; se acerca al caballo muerto. Coge el hocico inm\u00f3vil y ensangrentado y lo besa; besa sus labios, sus ojos. Luego da un salto y corre hacia Mikolka blandiendo los pu\u00f1os. En este momento lo encuentra su padre, que lo estaba buscando, y se lo lleva.
\n– Ven, ven -le dice.- V\u00e1monos a casa.
\n– Pap\u00e1, \u00bfpor qu\u00e9 han matado a ese pobre caballito? -gime Rodia.
\nAlteradas por su entrecortada respiraci\u00f3n, sus palabras salen como gritos roncos de su contra\u00edda garganta.
\n– Est\u00e1n borrachos -responde el padre.- As\u00ed se divierten. Pero v\u00e1monos: aqu\u00ed no tenemos nada que hacer.<\/p><\/blockquote>\n
\nEmpec\u00e9 pensando en el pobre caballo, una criatura indefensa y acostumbrada probablemente a palizas regulares. El pobre animal, con semejante due\u00f1o, seguramente recibir\u00eda palos un d\u00eda tras otro, poco descanso y escaso alimento. Intent\u00e9 situarme en su piel, sentir lo que imagino que sentir\u00eda. La angustia de su vida, la propia impotencia para cambiar sus condiciones, su sentimiento de inocencia, su incomprensi\u00f3n del por qu\u00e9 aquellos malos tratos… En fin, durante un rato, intent\u00e9 ponerme en la piel del caballo y experimentar su sufrimiento.
\nTras un rato haciendo esto, y observando como a la vez que mis empat\u00eda y mi sufrimiento aumentaba, mi odio y mis ganas de venganza hacia los apaleadores aumentaban aun m\u00e1s r\u00e1pido, segu\u00ed meditando sobre el sufrimiento del caballo.\u00a0Lo enfoqu\u00e9 ahora, tal y como ya expliqu\u00e9 en el post de la compasi\u00f3n<\/a>, mediante la teor\u00eda de la reencarnaci\u00f3n, poniendo en la piel del caballo a seres queridos, pensando que dichos seres se ver\u00edan obligados a sufrir lo que aquel caballo estaba sufriendo. Mi madre era el caballo, cada uno de mis hermanos era el caballo, yo era el caballo, mis m\u00e1s \u00edntimos familiares y amigos eran el caballo, mi novia era el caballo… y todos ten\u00edamos que pasar por aquello. Todos ten\u00edamos que sufrir lo indecible. Vernos obligados a tirar de la carreta en el horrible fr\u00edo invernal, en el agobiante calor veraniego, soportando palos a diario, etc.. Es m\u00e1s, imagin\u00e9 que todos hemos pasado y pasaremos por aquello. Mi c\u00f3lera e imcomprensi\u00f3n hacia los apelantes iba en aumento, as\u00ed como mi sufrimiento. Verdaderamente, me resulta muy dif\u00edcil hacer este tipo de meditaci\u00f3n con seres queridos, pues me siento muy mal por el simple hecho de pensar tales cosas.
\nLuego repet\u00ed el proceso, esta vez con el ni\u00f1o. Primero yo, luego mis seres queridos, etc.. Tener que presenciar aquello con la inocencia infantil… y lo peor no era solo presenciarlo, lo peor era asumir que en el mundo hab\u00eda gente capaz de aquello<\/em>.
\nUna vez terminada mi meditaci\u00f3n con las v\u00edctimas, cambi\u00e9 totalmente de rol: ahora quer\u00eda empatizar con los verdugos. Tarea dif\u00edcil. Que conste que no buscaba justificar sus actos, los cuales siempre condenar\u00e9 \u00a0e intentar\u00eda evitar de cualquier modo si los presenciara, sino simplemente intentar sentir compasi\u00f3n tambi\u00e9n por ellos.
\nPens\u00e9 en Mikolka, due\u00f1o del caballo e inductor del delito. Aquel pobre borracho hab\u00eda tenido probablemente una infancia cruel: su padre, tambi\u00e9n un borracho, le habr\u00eda dispensado palizas d\u00eda s\u00ed y d\u00eda tambi\u00e9n. Su madre hac\u00eda poco o nada por evitarlo. O quiz\u00e1 era hu\u00e9rfano de madre. No hab\u00eda tenido una buena educaci\u00f3n, quiz\u00e1 ni siquiera hab\u00eda asistido al colegio. O quiz\u00e1, en su breve periplo escolar, alg\u00fan profesor abusara de \u00e9l. Hoy era un pobre borrach\u00edn, ceniza de aqu\u00e9l fuego que su infancia fue. Se hab\u00eda criado a base de palos y olor a alcohol, y esto era lo \u00fanico que \u00e9l sab\u00eda devolver a la vida. Se hab\u00eda convertido en un psic\u00f3pata que se relam\u00eda en el dolor ajeno. \u00bfQui\u00e9n sabe?
\nYo necesitaba inventarme tales cosas -que no aparecen en el libro- para justificar su comportamiento y poder concederle alg\u00fan tipo de perd\u00f3n. \u00bfPero, qui\u00e9n soy yo para perdonar a nadie? \u00bfAcaso soy yo perfecto? \u00bfAcaso soy una especie de Dios? Yo no deb\u00eda perdonar -no soy \u00a0nadie para eso-, yo simplemente deb\u00eda comprender y sentir compasi\u00f3n. Aquella persona, Mikolka, quiz\u00e1 no hab\u00eda tenido una infancia dif\u00edcil, sino todo lo contrario. De hecho, he de desear que as\u00ed fuese, pues lo contrario ser\u00eda desearle un mal para justificar otro mal. La cuesti\u00f3n es que, por los motivos que fuese, Mikolka ignoraba su propia naturaleza y, por tanto, no ve\u00eda lo innoble ni lo da\u00f1ino de su acci\u00f3n y era incapaz de sentir pena alguna por un alma que sufr\u00eda. Perdido en este mundo sinsentido, ignorante de las causas de su sufrimiento, Mikolka me daba ahora pena.
\nIntente ahora, no con la intenci\u00f3n de perdonarlo, sino simplemente de empatizar -aunque al fin y al cabo esto son dos maneras diferentes de nombrar lo mismo- reflexionar sobre el posible motivo de sus actos, sobre su incapacidad de sentir el dolor ajeno, etc.. Intent\u00e9 pensar en situaciones en las que yo tambi\u00e9n me haya comportado, voluntaria o involuntariamente, de forma brutal pues, aunque nunca he hecho semejante barbaridad como apalear un animal, seguro que alguna vez he causado dolor -no necesariamente f\u00edsico- a alg\u00fan ser. O incluso sin haber causado tal dolor, seguro que alguna vez lo he deseado. De hecho, hace unos instantes quer\u00eda apalear a Mikolka y al resto de apaleadores, quer\u00eda darles su propia medicina. Y seg\u00fan mi entendimiento en ese momento, ten\u00eda razones para hacerlo. No hubiese sentido, probablemente, ni el m\u00e1s m\u00ednimo remordimiento, tal era mi odio. \u00a1F\u00edjate! Igual que yo hab\u00eda encontrado un motivo por el que apalear a los verdugos, los verdugos hab\u00eda encontrado otro para apalear al pobre caballo. De repente yo era como ellos, con mis motivos y mis razones, quer\u00eda infringir da\u00f1o a alguien. Poco a poco, el odio se iba apagando m\u00e1s (que no por eso la repulsa de sus actos, repito).
\nPor cierto, cada vez que meditando sobre la compasi\u00f3n llego a la parte de los malhechores, recuerdo este fragmento de Nietzsche en la obra\u00a0Humano, demasiado humano:\u00a0<\/em><\/p>\n
\nSi hemos de desarrollar nuestra ecuanimidad, hemos de hacerlo con todo el mundo -malos, buenos e indiferentes-, por lo que tras un largo rato meditando sobre los verdugos,\u00a0pas\u00e9 a meditar sobre los que he catalogado como indiferentes: aquellas personas que, sin tomar parte en el apaleamiento, no hicieron nada para evitarlo. Esta \u00faltima etapa de meditaci\u00f3n no creo que haga falta explicarla, pues si hemos sido capaces de ponernos en la piel de las v\u00edctimas \u00a0de los verdugos, ponernos en la piel del p\u00fablico que presencia la escena no ser\u00e1 dif\u00edcil. Eso s\u00ed, es necesario.
\nY esto fue todo, espero no haber aburrido con esta reflexi\u00f3n. Quiz\u00e1 incluso sirva de algo a alguien, alg\u00fan d\u00eda.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"