vacuidad – El Buda Curioso https://elbudacurioso.com Blog sobre budismo, meditación, y otros Sat, 26 Sep 2020 13:04:46 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.5.3 https://elbudacurioso.com/wp-content/uploads/2018/12/cropped-7879b-img-photo-art-765828819-32x32.jpg vacuidad – El Buda Curioso https://elbudacurioso.com 32 32 En tercera persona https://elbudacurioso.com/2014/07/27/en-tercera-persona/ https://elbudacurioso.com/2014/07/27/en-tercera-persona/#comments Sun, 27 Jul 2014 08:40:36 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=855 Y de pronto ya no estás ahí. Bueno, es verdad que tu cuerpo sigue ahí, ves y oyes lo mismo que antes, la gente se sigue dirigiendo a ti por tu nombre, hablan de ti y contigo, pero ahora experimentas todo... Seguir leyendo →

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Y de pronto ya no estás ahí. Bueno, es verdad que tu cuerpo sigue ahí, ves y oyes lo mismo que antes, la gente se sigue dirigiendo a ti por tu nombre, hablan de ti y contigo, pero ahora experimentas todo esto de manera muy diferente. Eres un testigo de lo que pasa, un testigo curioso, que se divierte y hasta sorprende de lo que acontece.
Observas a los demás con irónica sonrisa, mitad divirtiéndote, mitad sintiendo compasión por ellos: ¡qué tontos, no han comprendido nada! Están tan ocupados representando su propio ideal de lo que creen ser, acumulando y previendo, que no se dan cuenta de lo que verdaderamente ocurre. Alguno te adula, pero para ti el halago ya no tiene sentido; el otro te insulta, pero a ti eso ya no te puede afectar; y el otro te ignora, pero tú ya en eso no reparas. También se adulan entre ellos, pero tu ves lo que hay detrás de tales halagos; se insultan y se agreden, y tu observas la situación con algo de pena, como la de una madre que ve a sus niños pelearse entre ellos.
Te resulta curioso que sigan sorprendiéndose de algunos cambios que la vida trae, que sigan considerándolos como eventos inesperados y fruto de la mala suerte o algo similar, que sigan intentando controlarlo todo, que crean que ciertas situaciones nunca van a ocurrir, o si ocurren, que lo harán en un tiempo tan lejano que no merezca la pena pensar sobre ello ahora. Siguen buscando la felicidad en lo mundano, sin saber que de ahí solo pueden sacar una placer efímero. Siguen intentando nadar contra la corriente, sin saber que tal menester es en vano. De hecho, hasta puede que ignoren que existe tal corriente.
Pero de los demás, el que más te sorprende es tu propio ego, que todavía te queda. Observas en tercera persona cómo él también intenta representar su propio ideal, defenderse, autoreconocerse, reafirmarse y ser por otros reafirmado, prever, buscar el agrado y tomar partido. Sigue intentando ser parte de todo esto, pero una parte separada.
Es tan fácil como comprender esto: todo tiene un surgir, todo tiene un cesar.

He aquí, Aggivessana, que cualquier forma material, pasada, futura o presente, interior o exterior, tosca o sutil, inferior o superior, lejana o cercana, toda forma material, el monje, habiéndola visto con perfecta sabiduría tal y cómo es: «esto no es mío», «ése no soy yo», «ése no es mi yo», supera el apego y queda liberado.
Cualquier sensación… percepción… composición mental… conciencia, pasada, futura o presente, interior o exterior, tosca o sutil, inferior o superior, lejana o cercana, habiéndola visto con perfecta sabiduría tal y como es: «esto no es mío», «ése no soy yo», «ése no es mi yo», supera el apego y queda liberado.

-Buda, Pequeño sermón a Saccaka, Majjhima Nikaya

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Si todo es interdependiente… https://elbudacurioso.com/2014/05/23/si-todo-es-interdependiente/ https://elbudacurioso.com/2014/05/23/si-todo-es-interdependiente/#comments Fri, 23 May 2014 08:20:42 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=613 Si todo lo llegado a ser es impermanente y carece de esencia, si todo ha surgido en interdependencia de otros elementos y fenómenos, si todo ha surgido mediante unas causas y condiciones, si todo lo llegado a ser está destinado... Seguir leyendo →

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Si todo lo llegado a ser es impermanente y carece de esencia,
si todo ha surgido en interdependencia de otros elementos y fenómenos,
si todo ha surgido mediante unas causas y condiciones,
si todo lo llegado a ser está destinado a dejar de ser en algún momento…
Si nada existe por sí mismo,
si nada existe a partir de otro algo,
si nada existe por sí mismo y por otro algo a la vez,
si nada existe sin causas…
Entonces,
mi Yo es impermanente y carece de esencia,
es interdependiente de otros elementos y fenómenos,
de los cuales surgió por unas causas y condiciones determinadas,
y dejará de ser en algún momento.
No existo por mí mismo,
ni existo porque nada me haya creado,
ni existo por mí mismo y porque algo, a la vez, me haya creado,
ni existo sin causas.
Un hombre y una mujer se unieron,
el esperma del uno fecundó el óvulo de la otra,
de lo cual comenzó a surgir lo que más tarde sería un cuerpo humano.
Entre las causas, la principal fue la fecundación,
entre las condiciones, la principal fue la fertilidad.
Ya en el vientre de la que luego se convertiría en madre,
y a partir de lo que esta comía, bebía y respiraba,
el cuerpo se fue formando y desarrollando hasta el nacer.
Al nacer, surgió el hijo, surgió la madre y surgió el padre.
El uno hizo a los otros padres, los otros hicieron al uno hijo.
Pero, si nada existe a partir de otro algo,
¿cómo es que la persona surge a partir de padre y madre?
No surgió sólo de ellos, pues el cuerpo se formó mediante otro alimento, aunque ellos fueron la causa principal.
Además, no surge la persona, surge solo un cuerpo,
y este cuerpo, dotado de mente, empezó a tomar conciencia del mundo
y a crear a la persona de la siguiente forma:
de la vista y lo visto, surgió la conciencia visual,
del oído y lo oído, surgió la conciencia auditiva;
del tacto y lo tocado, surgió la conciencia táctil;
del olfato y lo olido, surgió la conciencia olfativa;
del paladar y lo degustado, surgió la conciencia gustativa.
Cada una de estas conciencias, unidas, y con ayuda del intelecto,
con el objetivo de sobrevivir y de hacer esta supervivencia fácil,
comenzaron a definir fronteras:
esto me agrada, esto no;
esto me hace bien, esto no;
esto es mío, esto no;
esto lo quiero, esto no;
Al surgir las fronteras, surgió la dualidad
entre lo que había a cada lado de la frontera:
de lo que me agrada, surgió el placer;
de lo que me desagrada, surgió el sufrimiento.
Al surgir la dualidad, surgió el Yo y el resto del mundo.
Al surgir el Yo, surgió la persona.
Y la frontera principal era el propio cuerpo,
el cual, en algún momento, se llegó a confundir con el Yo.
Pero ese cuerpo al que el Yo considera suyo,
es una unidad imaginaria compuesto por un conjunto de órganos, huesos, fluidos y demás, que se han formado mediante la transformación de las sustancias que lo alimentan, primero en el cuerpo materno, luego de manera independiente.
Pero este conjunto de órganos, huesos, fluidos y demás,
de la misma forma que llegó a ser, en algún momento dejará de serlo.
Los órganos degenerarán,
los huesos se romperán,
los fluidos se secarán,
así hasta que la unidad que forman
deje de funcionar y desaparezca.
En ninguna parte de ese cuerpo,
ni en ninguna parte de cada uno de sus componentes,
hay nada que pueda ser considerado como mi Yo.
El cuerpo desaparecerá,
la conciencia desaparecerá,
mi Yo desaparecerá.
Ese cuerpo no es mío, ese no soy Yo.
Esos órganos no son míos, esos no soy Yo.
De hecho no soy,
pues aquello que creo ser,
no es más que lo que en la mente de este cuerpo se ha formado
a partir de su conciencia:
sin la vista ni lo visto,
sin el oído ni lo oído,
sin el tacto ni lo tocado,
sin el olfato ni lo olido,
sin el paladar ni lo degustado,
no hubiese surgido la conciencia,
no hubiese surgido Yo.
Soy lo que veo, oigo, toco, huelo y degusto,
pues en mi mente es dónde se define cada una de estas cosas.
No hay separación real, por tanto, entre lo percibido y el que lo percibe,
pero tampoco son lo mismo.
Si fuesen lo mismo, al pensar en el fuego me quemaría.
Por tanto:
Mi Yo surgió y se mantiene en relación de interdependiencia con el resto de elementos y fenómenos, y se extinguirá dentro de la misma relación de interdependencia.
Nada existe por sí mismo.
Nada ha sido creado a partir de otro algo.
Nada existe por sí mismo y ha sido creado a partir de otro algo, a la vez
Nada existe sin causas.
Todo es interdependiente.
Todo es impermanente.
Todo carece de esencia propia.
Incluso mi Yo, que además,
ni siquiera existe.
Texto inspirado en diversos sermones del Tipitaka y en la filosofía de Nagarjuna.
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*Imagen de portada: Bond of Union, M.C. Escher

@ElBudaCurioso

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Caminante, no hay camino… https://elbudacurioso.com/2014/04/18/caminante-no-hay-camino/ https://elbudacurioso.com/2014/04/18/caminante-no-hay-camino/#comments Fri, 18 Apr 2014 08:53:14 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=414 Este post sirve de complemento para aquel otro que ya escribí sobre la vacuidad. Se trata de una mera reflexión que  me ha surgido mientras leía el libro Budismo y física cuántica, de Thomas Kohl. En él se compara la... Seguir leyendo →

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Este post sirve de complemento para aquel otro que ya escribí sobre la vacuidad. Se trata de una mera reflexión que  me ha surgido mientras leía el libro Budismo y física cuántica, de Thomas Kohl. En él se compara la cosmovisión budista tanto con las conclusiones actuales de la física cuántica como con la de otras filosofías y metodologías que han regido o rigen el modo de pensar y de concebir la realidad en occidente.
Como referente en cuanto al budismo, se ha tomado a Nagarjuna, un filósofo indio del siglo II d.C. considerado uno de los pensadores más influyentes en el budismo.
El tema principal del libro gira en torno a la vacuidad, citándose con relativa frecuencia el ejemplo que Nagarjuna daba para hablar de ella: caminante y camino. Esto me ha recordado a aquellos versos de Antonio Machado:

Caminante, no hay camino,
se hace el camino al andar.

A modo de recuerdo, vacío o vacuidad no significan «ausencia de materia», sino la falta de esencia o identidad propia e infinita de cualquier objeto o fenómeno designado. Todo objeto o fenómeno concebido se ha originado a partir de otro en unas determinadas causas y condiciones (ver post sobre el origen dependiente), y tanto lo que lo origina como lo originado carecen de entidad propia infinita. No hay nada en ningún objeto o fenómeno del que pueda decirse: esto es tal, desde siempre ha sido tal y seguirá infinitamente siendo tal cosa.
Nagarjuna explica este vacío de identidad y este origen dependiente mediante conceptos complementarios o sus extremos: tanto camino como caminante dependen el uno del otro, ninguno existe por sí mismo como entidad independente. Sin el camino no habría caminante, y sin caminante no habría camino. Ambas cosas existirían, pero no entendidas ya como camino y caminante.
Caminante y camino no pueden ser entendidas de manera holística, es decir, como un todo, pues son dos unidades diferentes. Nagarjuna, en contra de este holismo, dice: <<si no hubiese diferencia entre concepto y objeto, nos quemaríamos la boca al decir «fuego»>>. Pero tampoco pueden ser entendidas de manera reduccionista, es decir, como dos unidades diferentes, pues son dependientes la una de la otra en cuanto a su existencia.
Dado que todo lo que existe se ha originado a partir de otro algo de manera condicionada,  algo nunca podria ser considerado camino si no se origina mediante alguien que lo camine. Hasta ahí Machado coincide con Nagarjuna. El problema es que pasa lo mismo con el caminante. El caminante, en cuanto caminante, solo existe cuando recorre el camino. Empieza a ser caminante cuando empieza a recorrer el camino, y deja de serlo cuando deja de recorrerlo, de la misma forma que pasa con el camino.
Pd.: Si intentas buscar el libro en español, probablemente no lo encuentres. Yo al menos no he sido capaz. La copia que me estoy leyendo es la original en alemán, idioma en el que fue publicado bajo el mismo titulo: «Buddhismus und Quantenphysik. Schlussfolgerungen über die Wirklichkeit», de Christian Thomas Kohl, ISBN: 978-3-86410-033-8.

Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.

@ElBudaCurioso

Foto: Iñaki de Luis

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La vacuidad https://elbudacurioso.com/2014/02/27/la-vacuidad/ https://elbudacurioso.com/2014/02/27/la-vacuidad/#comments Thu, 27 Feb 2014 16:45:15 +0000 https://elbudacurioso.com/?p=70 La vacuidad o el vacío, además de clave para la comprensión del budismo, es un término bastante mal entendido. El vacío se refiere a la inexistencia de entidad propia de cualquier objeto o fenómeno, y no a la mera ausencia... Seguir leyendo →

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La vacuidad o el vacío, además de clave para la comprensión del budismo, es un término bastante mal entendido. El vacío se refiere a la inexistencia de entidad propia de cualquier objeto o fenómeno, y no a la mera ausencia de materia. Según dicho concepto de vacío, los objetos y fenómenos existen sólo en función de la mente que los designa.


Este concepto de vacío significa redefinir aquello que Machado decía: <<El ojo que ves no es ojo porque tu lo veas, es ojo porque te ve>>. Es decir, el concepto budista del vacío no niega en absoluto la existencia de dicho ojo, ni niega que vea, simplemente dice que aquello a lo que llamamos ojo como tal no existe por sí mismo como un ente independiente e indivisible, sino que es un órgano formado por un serie de sustancias y sensores nerviosos que, conectados a un cerebro, nos permiten ver. E incluso aunque alguno de estos órganos fallase y no nos permitiese ver, seguiría siendo un ojo. Con el objetivo de simplificar la realidad, nuestra mente hace que concibamos ese conjunto de sustancias y receptores nerviosos con una forma concreta y en una plaza determinada de la cara como una sola cosa, el ojo. Es más, cada una de las partes que componen dicho ojo están formadas a su vez por otras partes, y estas a su vez por otras hasta reducirlo todo a átomos, que a su vez están divididos en neutrones y protones, que a su vez están divididos en partículas subatómicas.

Nada de eso existe desde siempre y nada existirá de manera infinita, todo se ha formado a partir de algo, y ese algo a partir de otro algo, etc.. Sin embargo, por simplificar, lo concebimos erróneamente como algo con esencia propia: un ojo.

Resumiendo, el ojo no sería ya ojo porque nos viese, sería ojo porque nuestra mente lo considera así.

Por poner otro ejemplo, imagínate una sencilla mesa de madera. Dicha mesa está formada por cuatro palos de madera colocados verticalmente a los que llamamos patas, y una tabla plana también de madera que se apoya sobre dichas patas de manera horizontal, de tal forma que se puede usar dicha tabla para colocar objetos sobre ella. Ese conjunto de piezas de madera puestos de tal modo es para nosotros una mesa. Imagínate que se le rompe una pata y se la cambiamos por otra nueva. Ahora la mesa sigue teniendo la misma forma de antes, pero ¿sigue siendo la misma mesa? Al año se le rompe otra pata, y volvemos a sustituirla por otra nueva, y al otro año otra, y otra, y luego la tabla, que también sustituimos. Hemos ido poco a poco cambiado cada una de sus partes por otra hasta formar otra mesa totalmente nueva y, en cambio, en nuestra cabeza, sigue siendo la misma mesa, cosa que no es cierta. ¿Existía de hecho algo así como una mesa, o era sólo una herramienta conceptual de nuestro cerebro creada para facilitarnos la vida? Es más, incluso aunque no se hubiese roto ni hubiésemos cambiado ninguna de sus partes, ese conjunto de piezas de madera formaban hace algunos años parte de otras piezas de madera mayores en alguna carpintería, y antes de eso eran madera de uno o varios árboles, y todavía antes de eso no eran más que el agua y nutrientes con los que la semilla del árbol del que salieron usó para crear dicha madera.

Nada de todas estas cosas mencionadas tenía entidad propia, nada de ellas existe infinitamente, no hay nada en ellas de lo que se pueda afirmar: esto es tal y siempre será tal, y no será nunca otra cosa.

De este modo, nada existe cómo lo que es y punto. Nosotros mismos, como personas con nombre propio, no somos más que un conjunto de órganos, huesos y demás, que se formaron a partir de otras sustancias, que sufren cambios cada día y que algún día se extinguirán. Nuestra propia mente o conciencia es un flujo continuo de ideas, sensaciones y sentimientos que se originan, cambian y se extinguen, de manera que ni siempre tenemos la misma conciencia ni el mismo cuerpo. Cada segundo somos algo diferente, desde que nos originamos hasta que desaparecemos, y sin embargo creemos conservar la identidad a lo largo de toda nuestra vida.

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