Tengo el blog bastante descuidado desde hace algún tiempo: ni escribo ni respondo a los comentarios con la diligencia que debería. La razón es sencilla: no tengo por el momento nada nuevo que decir. No es que haya perdido el interés por los temas que aquí se tratan ni mucho menos, simplemente estoy pasando por una etapa más práctica: más atención y menos teoría. O quizá sólo se la falta de luz de estos meses de invierno aquí en Alemania (que es donde vivo), que me hace menos sociable 🙂 La cuestión es que no solo me apetece menos escribir, sino que también estoy leyendo mucho menos de lo que suelo.

Sea como fuere, sí que me apetecía escribir hoy lo siguiente:

Hay algunas frases que, desde que las leí/escuché por primera vez, raro es el día del que no vuelvo a recordarlas por alguna u otra razón. Hay especialmente dos que parece que las tengo tatuadas en la memoria.

Una de ellas me la enseñó mi apreciado Tao (cuya lectura de su blog también tengo más descuidadada de lo que debería). La verdad es que no me acuerdo cuando la leí por primera vez, creo que fue en algún comentario suyo. Se trata, si no recuerdo mal, de un proverbio Zen que dice:

Te pase lo que te pase, no es asunto tuyo.

La otra la leí en Die Kuh, die Weinte (Creo que no está traducido al español, pero el título sería «La vaca que lloró»), de Ajahn Brahm. Aunque la frase puede parecer la idonea para momentos de depresión o cualquier otra mala circunstancia, la verdad es que se debe aplicar en todo los momentos, tanto los buenos como los malos, para no perder de vista la impermanencia de todo fenómeno. Quizá en alemán suena un pelín mejor que en español, aunque intento traducirla lo mejor que pueda:

Esto también se pasa / También esto tiene un fin (Auch dies geht vorbei)

Y como no sé cómo terminar este post, me despido con unos versos de un maestro tibetano, Patrul Rimpoché, muy relacionados con lo dicho en la primera de las citas y que me hacen bastante gracia:

Ten presente el ejemplo de una vaca vieja,
que se da por satisfecha durmiendo en un cobertizo.
Tienes que comer, dormir y cagar,
eso es inevitable,
lo demás no es asunto tuyo.