Rezas a no sabes qué ni a quién, pero rezas, y no sientes nostalgia de la vida que no tendrás, porque para entonces habrás muerto, y los muertos no sienten nada. Ni siquiera nostalgia.
Si no la has visto ya, no sé a qué esperas. Mi vida sin mi es una excelente película de Isabel Coixet, en la cual una joven madre recibe una inesperada noticia: (no leas a partir de aquí si no te gusta que te cuenten de qué va) un cáncer que en dos o tres meses acabará con ella.
Viviendo sin apenas recursos en una caravana aparcada en la parte trasera de la casa de su madre, con sus dos niñas pequeñas y su marido, el cual ha sido hasta ahora el único hombre en su vida, acepta su muerte sin demasiado drama y en secreto, e intenta realizar en el poco tiempo que le queda una serie sencilla de deseos, como hacer el amor con otro hombre o grabar en cintas de audio mensajes para cada una de sus niñas en sus futuros cumpleaños. Y mientras muere, buscar una sustituta que sea la futura madre de sus hijas y esposa de su marido. Todo en secreto.
En resumen: «lagrimón de los gordos», que nos obliga a reflexionara queramos o no, con muy buenos actores y un mejor guión. Además de varios premios nacionales e internacionales, tiene una puntuación de 7’6 sobre 10 en filmaffinity (de 51.960 votos).